Los mitómanos son individuos que suelen mentir sistemáticamente, es decir, que tienen la costumbre de mentir, no pueden resistir la tentación de inventar alguna mentira fabulosa que les atraiga la atención de los demás; estas personas hacen de la mentira una forma de vida, cada vez mienten mejor y cada vez resulta más difícil identificar si lo que dicen es real o no.
Luis Sergio Ponce Guadarrama, doctor en Psiquiatría del Hospital General Regional 220 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Delegación Poniente explica que el mitómano generalmente habla de sí mismo y trata de hacer creer a los demás que él es un personaje especial, que tiene mayor poder social, económico, sexual, físico, etcétera. Dicha actitud puede ser una manifestación de baja autoestima, de un sentimiento de inferioridad que el mitómano busca encubrir para sentirse importante.
La mitomanía es común en la adolescencia, pues el joven que no se siente todo lo popular que quisiera, principalmente en relación con las personas del sexo opuesto, inventa historias para ganarse la admiración y la aceptación de los demás, el problema es que si prosigue con este compartimiento, se convertirá en un mitómano, pues la mitomanía le va a proporcionar lo que su autoestima necesita para no sentirse frustrado.
Los mitómanos pueden causar daño a las personas de su alrededor y a ellos mismos, el problema es que ellos no miden la magnitud de sus mentiras y cuando éstas son descubiertas se pueden volver agresivos y violentos, afectando sus relaciones sociales, laborales, afectivas, etcétera, de ahí, la importancia de que los padres de familia se mantengan atentos a la conducta de sus hijos.
Sin embargo, no hay que confundir la mitomanía con otras patologías más complejas en las cuales está presente un trastorno mental, como la esquizofrenia, el delirio y la bipolaridad.
A los mitómanos se les identifica principalmente, escuchando sus historias, en las cuales es posible detectar inconsistencias, exageraciones que no puede comprobar y pobre concordancia entre lo que dice y los hechos. Lo que se puede hacer en estos casos es confrontar a la persona con su realidad y llevarlo a evaluar con un médico psiquiatra, ya que puede padecer de depresión o de un trastorno de personalidad, resaltó el especialista del Seguro Social.