La adopción de tecnologías de salud digital es uno de los retos del sector sanitario. Entre las barreras que impiden la implantación de estas soluciones destaca la ausencia de evidencia sobre su efectividad y también de estudios económicos adecuados sobre su integración en el sistema.
Un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) ha analizado el impacto y el coste de la implementación en atención primaria de una intervención de terapia cognitiva conductual a través de internet para tratar pacientes con depresión.
Los resultados, publicados en el Journal of Medical Internet Research, muestran que la intervención digital es coste-efectiva, es decir, mejoraría la calidad de vida de los pacientes con un coste asumible en comparación con la atención habitual en un contexto asistencial como el de Cataluña.
El trabajo forma parte de la tesis doctoral de Jordi Piera, investigador del doctorado de Sociedad de la Información y el Conocimiento y profesor colaborador de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación y de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación. Francisco Lupiáñez-Villanueva, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación y codirector de la tesis, también ha participado en la investigación.
“Esta investigación es un ejemplo que pone de manifiesto que la implementación de la salud digital en la rutina habitual es una alternativa viable a los tratamientos tradicionales. Las evidencias que aporta este estudio, así como las de otras investigaciones, tendrían que ayudarnos a reflexionar sobre un nuevo modelo asistencial que aproveche sistemáticamente las oportunidades que ofrecen las tecnologías de la transformación digital en un sector tan tradicional como es el médico”, destaca Jordi Piera.
La salud digital, una alternativa para los pacientes con depresión
El trastorno depresivo mayor es una enfermedad crónica. Se trata de la condición de salud mental más frecuente entre la población adulta y una de las principales causas no mortales de discapacidad a escala mundial durante casi tres décadas. Las terapias conductuales cognitivas son un tipo de tratamiento psicológico que ayuda a modificar los pensamientos, sentimientos y comportamientos negativos y que se ha demostrado efectivo contra esta enfermedad.
Teniendo en cuenta la falta y la distribución desigual de profesionales cualificados o el retraso en la prestación de los tratamientos, este tipo de terapia conductual a través de internet es una prometedora alternativa para llegar antes y a un mayor número de pacientes. “Los recursos de psicología que existen normalmente en el territorio no son suficientes para dar respuesta a las necesidades del sistema. De hecho, la idea del proyecto surge de la sensación de los profesionales de atención primaria de que los pacientes con esta patología están subtratados y que no tienen las herramientas suficientes para darles respuesta“, subraya Jordi Piera.
“Super@ tu depresión”, una intervención autoadministrada
En este contexto, los investigadores analizaron “Super@ tu depresión”, una terapia conductual a través de internet desarrollada en el marco del proyecto europeo MasterMind y que se ha implementado durante los últimos años en la atención primaria de Badalona, a través Badalona Servicios Asistenciales (BSA), una organización de titularidad municipal que presta servicios integrales de salud y sociales en la población del Barcelonés Norte y en el Bajo Maresme.
Mediante la terapia se pretende influir en el comportamiento, pensamiento y estado de ánimo de los pacientes con el objetivo de mejorar su estado de salud. Se trata de ayudarles a activar recursos propios, aprender nuevas estrategias y poner en marcha pequeños cambios que les permitan gestionar mejor las emociones.
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Los pacientes se inscriben en la terapia a través de los profesionales de atención primaria de BSA, de los centros de salud mental y de la unidad de fibromialgia. Desde la Consulta de Prescripción Tecnológica se realiza la acogida y asesoramiento inicial al paciente sobre el uso del programa y el posterior acompañamiento técnico. A nivel asistencial, el paciente sigue en manos de su profesional de referencia.
El programa consta de nueve módulos compuestos por vídeos, contenido de texto y cuestionarios para controlar la progresión de los síntomas y la adhesión a la intervención. “La intervención es autoadministrada, lo que quiere decir que principalmente los pacientes interactúan solo con la plataforma en línea y, solo en el caso de empeoramiento de la condición clínica, la plataforma avisa al profesional para que pueda tomar las acciones necesarias“, explica el investigador.
La efectividad y los costes de la intervención se compararon con los de la atención habitual, que consiste en visitas periódicas con los médicos de familia de atención primaria y tratamiento farmacológico. Esta información se recogió a partir de datos publicados en estudios anteriores en la misma zona.
“Este es un estudio pragmático en el que lo que se prioriza es la implementación en la rutina habitual de una intervención que ya está basada en la evidencia, es decir, cuya eficacia ya se ha demostrado en estudios aleatorizados. Con el diseño de este estudio, pretendemos identificar cómo aterriza la intervención en un entorno real, lejos de los entornos controlados que se dan en los diseños de estudio aleatorizados“, argumenta Jordi Piera.
El 66,7 % de los pacientes se recuperó al final de la intervención
El estudio reclutó a 253 pacientes, de los cuales 147 completaron el tratamiento. Se trataba de personas adultas diagnosticadas de trastorno depresivo mayor leve, moderado o grave, y que, según su médico de cabecera, tenían un cierto nivel de alfabetización tecnológica y conexión a internet para tener más garantías de aprovechamiento de la terapia digital. Al final de la intervención, 98 participantes (el 66,7 % del total) se habían recuperado de la enfermedad.
Posteriormente, para el análisis de los costes se usó una herramienta, desarrollada para controlar la sostenibilidad financiera de este tipo de iniciativas de salud, que considera tres tipos de costes: costes puntuales, que representan el coste total incurrido solo una vez en el punto de implementación —por ejemplo, la formación del personal profesional o el coste de los dispositivos—; costes de asistencia sanitaria —es decir, consumo de recursos de asistencia sanitaria, como por ejemplo los costes asociados al tiempo que los profesionales de la salud dedican a la prestación de los servicios, las hospitalizaciones, la farmacia, etc.—, y, finalmente, costes sociales, que están relacionados con el tiempo que dedican los pacientes o los cuidadores informales, como por ejemplo el tiempo durante el que utilizan la tecnología o van al hospital.
Según los resultados de este análisis, el programa “Super@ tu depresión” proporcionó beneficios a los pacientes con un coste que permitiría su implantación. Además, los investigadores calcularon que un mayor número de participantes en el programa también comportaría una reducción del coste por sesión y, por lo tanto, del coste de implementación.
El reto del cambio cultural y organizacional
Esta investigación demuestra el impacto potencial de este tipo de herramientas de salud digital. Sin embargo, para el investigador de la UOC, el reto más importante para su implantación futura continúa siendo “el cambio cultural y organizacional” que supone el despliegue de este tipo de soluciones en la rutina habitual del sistema asistencial. “Las tecnologías existen, están disponibles y han demostrado su efectividad. Los grandes retos son, en primer lugar, el cambio cultural que supone que los profesionales de la salud se las hagan suyas y las implementen y, en segundo lugar, el cambio organizacional que representa replantearse los procesos asistenciales para que incorporen también estos modelos de atención no presencial para aquellos perfiles de pacientes que puedan beneficiarse de ello”, argumenta Jordi Piera.
En este sentido, el investigador apunta a la necesidad de más estudios para explorar “el perfil del paciente que puede beneficiarse más de la intervención para que los médicos generales tengan más información para orientar adecuadamente la terapia“.
DZ
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