La detección de las dificultades de compresión del lenguaje que puede presentar un menor es uno de los retos más complejos de la investigación lingüística. Los diferentes factores que intervienen en la comunicación —como las capacidades cognitivas y lingüísticas individuales de cada niño o niña o las habilidades interpersonales, entre muchos otros— dificultan tanto el diagnóstico como la puesta en marcha de las intervenciones específicas que contribuyen a mejorar la comprensión del lenguaje.
Ahora, un proyecto liderado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), denominado PROGESPRAG (Prosodia, gestualidad y pragmática), va a evaluar los mecanismos lingüísticos y comunicativos en el desarrollo infantil que promueven la capacidad de comprensión de los demás más allá de la literalidad de las palabras. En especial, se analizarán aspectos como la prosodia del habla y la comunicación gestual en menores que padecen trastorno del desarrollo del lenguaje (TDL) o trastorno del espectro autista (TEA).
“El objetivo es investigar dos elementos de la comunicación y del lenguaje que creemos que pueden ayudar a los niños y niñas con TDL o TEA en el proceso de comprensión del lenguaje, como la entonación del habla y la gestualidad del cuerpo. Se trata de dos elementos muy importantes en la comunicación, pero que se han estudiado menos, ya que en general se han analizado más otros aspectos, como la sintaxis o el vocabulario, a la hora de evaluar cómo los menores hablan o comprenden el lenguaje”, apunta Núria Esteve-Gibert, responsable de este proyecto, miembro del grupo de investigación en Cognición y Lenguaje (GRECIL), adscrito al eHealth Center de la UOC, y directora del máster universitario de Dificultades del Aprendizaje y Trastornos del Lenguaje de la UOC.
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Análisis de los mecanismos de percepción lingüística y gestual
En concreto, este equipo de trabajo va a estudiar los mecanismos prosódicos y gestuales que contribuyen al desarrollo infantil y a la capacidad de comprensión del lenguaje y la comunicación de los menores, más allá de la literalidad de las palabras. “El lenguaje es una percepción compleja porque depende mucho de la intención con la que queremos transmitir los argumentos en cada momento y de la persona con la que nos comunicamos.
Es más, en la interpretación del mensaje nos influencian muchos factores de nuestro entorno y de nuestro contexto, como puede ser el cansancio cognitivo o lo que creemos que quieren decir los demás, y todo esto afecta a la finalidad y a la comprensión del lenguaje. Captar los matices entonativos y los gestos que acompañan el habla, como la entonación y la gestualidad, puede ayudar a los niños y niñas con problemas de procesamiento gramatical y sociocognitivo a interpretar esta intención comunicativa de los demás“, recalca la responsable del trabajo.
De este modo, el proyecto analizará la comprensión del lenguaje en unos 250 menores de entre 5 y 10 años de distintos centros educativos de Cataluña que presentan un desarrollo típico, un trastorno del desarrollo del lenguaje (TDL) o un trastorno del espectro autista (TEA), y comparará los resultados entre estos tres grupos.
“En este caso, los niños y niñas con autismo, por ejemplo, no tienen tantas dificultades con el lenguaje, sino más bien con el contenido social y comunicativo de las interacciones, pero estas dificultades pueden repercutir también en el lenguaje. Además, tienen dificultades para integrar información procedente de varios sentidos. Por ello, en este proyecto queremos ver si la prosodia y la gestualidad pueden ayudarlos a descifrar de forma más sencilla y rápida la información que les transmitimos”, afirma Esteve-Gibert.
En América Latina, se estima que aproximadamente 6 millones de personas padecen un trastorno del espectro autista. Por su parte, se calcula que el trastorno del desarrollo del lenguaje o TDL (también llamado trastorno específico del lenguaje, TEL) tiene una incidencia de cerca del 4 % de la población infantil, de entre 3 y 7 años que asisten a control de salud en un consultorio de atención primaria de Chile, puesto que no existe un estudio epidemiológico de la población en el ámbito hispanohablante. Ambos trastornos conllevan problemas en el habla y la compresión, así como en la capacidad de expresar opiniones, pensamientos y sentimientos.
Además, también se va a evaluar en tiempo real cómo procesan los menores los matices lingüísticos y prosódicos del discurso, así como la gestualidad. En este sentido, aspectos como la entonación, el ritmo del habla, los movimientos corporales, los gestos y las expresiones faciales tienen un papel muy importante para la comprensión completa y precisa del mensaje. Todo ello, de forma indirecta.
“Utilizar metodologías que evalúen la comprensión del lenguaje de forma indirecta es muy adecuado porque, si no, no sabemos nunca si los niños y niñas no responden porque no comprenden lo que les decimos o porque tienen dificultades a la hora de producir la respuesta, especialmente en casos de trastornos del neurodesarrollo“, explica la investigadora de la UOC.
Metodología y tecnología aplicada
Para lograrlo, el equipo va a utilizar una tecnología de seguimiento ocular que permitirá identificar el movimiento de los ojos y su respuesta ante la percepción de un mensaje. Esta tecnología, llamada eye tracking en inglés, es un sistema que se basa en que, cuando escuchamos una frase y tenemos un elemento visual a nuestro alrededor que representa esta frase, miramos este elemento sin darnos cuenta y de forma implícita.
Con esta tecnología, al registrar el movimiento de la pupila ante una frase concreta, podemos ver si el menor observa en una pantalla el objeto mencionado o la intención de la frase, y así se demuestra que ha comprendido el mensaje. “Creemos que el habla, la comunicación gestual y la prosodia son caras de una misma moneda, todas ellas esenciales para transmitir y comprender el mensaje“, recalca Esteve-Gibert.
Evaluación de las intervenciones
Además, este trabajo también servirá para mejorar las intervenciones, los tratamientos y las herramientas que se destinan a facilitar la comprensión del lenguaje en menores (por ejemplo, la funcionalidad de los apoyos visuales en casos concretos de trastornos del neurodesarrollo). De este modo, se pretende aportar evidencias de cómo pueden diseñarse evaluaciones e intervenciones lo más efectivas posibles en el tratamiento de las dificultades del desarrollo del lenguaje y de la comunicación en menores, ya que la investigación que analiza estos campos es limitada y se desconoce el peso de la prosodia y la gestualidad en el lenguaje.
“Esperamos que nuestros resultados contribuyan a diseñar intervenciones mucho más precisas y adecuadas para ayudar a los niños y niñas que presentan estas dificultades en el desarrollo del lenguaje y la comunicación social”, concluye la responsable de este proyecto.
DZ
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