El trastorno bipolar es un padecimiento psiquiátrico del afecto, ocasionado por un desequilibrio de los neurotransmisores denominados dopamina y serotonina, encargados de regular las emociones. Se estima que, en México, tres millones de personas padecen la enfermedad y sólo 50 por ciento cuenta con diagnóstico, de acuerdo con especialistas del Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Álvarez”.
Ante la falta de dopamina y serotonina, las áreas frontales del cerebro pierden la capacidad de regular de manera efectiva las emociones y el estado de ánimo, por lo que se presentan episodios de depresión y de manía de manera alternada.
Los episodios de depresión se caracterizan por un estado triste o bajo la mayor parte del tiempo, dificultad para disfrutar, baja de energía, problemas de concentración, afectación del valor propio, ideas de culpa, afectación del sueño y del apetito, e inclusive, ideas suicidas, señalan personas expertas de la institución.
En tanto, la manía es un estado de ánimo elevado, eufórico o irritable con disminución en la necesidad de dormir, aumento de la actividad motora, dificultades en la concentración y la atención, pensamiento acelerado, aumento de la energía e, inclusive, ideas delirantes, desorganización del pensamiento y de la conducta.
Los episodios de depresión y manía se pueden presentar de manera continua y durar semanas o meses. El padecimiento es grave y afecta de manera muy importante la funcionalidad y bienestar del paciente.
Este 30 de marzo se conmemora el Día Mundial del Trastorno Bipolar, el cual tiene objetivo de generar conciencia sobre este padecimiento y eliminar el estigma social que limita a las personas a que acudan a solicitar atención médica de manera oportuna.
El Sistema Nacional de Salud cuenta con profesionales y unidades médicas especializadas para atender este y otros trastornos psiquiátricos.
El trastorno bipolar se diagnostica principalmente en población entre los 18 y 35 años. Sin embargo, hasta 15 por ciento de los casos suele presentarse en personas de 50 a 55 años.
El principal factor para desarrollar la enfermedad es genético; es así que hijas e hijos de padres y madres que padecen este trastorno presentan hasta 90 por ciento de riesgo de tener esta alteración genética, pero sólo 30 por ciento desarrollará la enfermedad.
Aunado a lo anterior, existen elementos externos que detonan la aparición de este trastorno; por ejemplo, el consumo de estimulantes como cocaína y metanfetaminas.
Una vez que se realiza el diagnóstico, el tratamiento debe ser integral, por lo que incluye fármacos estabilizadores del ánimo, intervenciones psicosociales como psicoterapia, rehabilitación y terapia de familia.
El propósito de los fármacos es estabilizar el estado de ánimo manifestado en las fases agudas y prevenir que se vuelvan a presentar.
Con el tratamiento adecuado se benefician los pacientes, incluso quienes han presentado las formas más graves de este padecimiento.
Como el trastorno bipolar es cambiante, es necesario brindar seguimiento médico de por vida.
Las y los especialistas del Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Álvarez” invitan a estar pendientes de la manifestación de algún signo o síntoma que indique la presencia de algún trastorno mental. Para obtener orientación o ayuda, puede comunicarse a la Línea de la Vida: 800 911 2000.
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