Por Víctor M. García
(Segunda de dos partes)
¿Doctor, cuál es el nivel de la neurocirugía en México?
“Yo creo que es muy alto. Antiguamente no podíamos decir que la epilepsia era curable, ahora sí podemos hablar de curación, en el caso de la enfermedad de Parkinson no hay cura, pero sí hay un muy buen control. Los mismos procedimientos que se realizan Estados Unidos, Europa o Japón se realizan en México y se realizan en el Hospital 20 de Noviembre”.
“Desde hace 20 años, la calidad de la neurocirugía en México es muy alta. Hay neurocirujanos que dan conferencias internacionales, en mi caso, tuve la oportunidad de asistir al Segundo Congreso Latinoamericano de Epilepsia, realizado en Guatemala, donde presenté el trabajo que hemos realizado durante estos dos últimos dos años, con las operaciones de epilepsia. Tuvimos intercambio con gente de muchos países y comparado con el de ellos, nuestro trabajo es muy similar e inclusive mejor, porque tenemos mejor control de calidad. El tener un Comité de Cirugía de Epilepsia, que no todos los países y hospitales lo tienen, trae como consecuencia que los pacientes que serán sometidos a un procedimiento quirúrgico sean analizados a conciencia”.
Esta evaluación de pacientes funciona en el sector público, pero ¿cómo se valoran los casos a operar en la práctica privada?
“En el sector privado tiene que ver mucho la experiencia del médico tratante. En mi caso, puedo decir que los neurocirujanos nos asesoramos y nos reunimos con un neurólogo epileptólogo y un neuropsicólogo para poder tener un criterio. Tal vez no sea un comité, pero son personas autorizadas en el tema, expertos. A nivel privado debemos tener más cuidado, teniendo en cuenta que la responsabilidad, desde el punto de vista legal, es mayor. Tomemos en cuenta que algunos de los pacientes a nivel privado ya fueron a instituciones públicas, pero que decidieron no operarse en ellas y buscar la opción privada”.
¿Existen criterios homologados a este respecto?
“Sí, existe lo que se llama “lineamientos quirúrgicos para cirugía de epilepsia”, que están avalados por la Secretaría de Salud, la Sociedad Mexicana de Cirugía Neurológica, el Consejo Mexicano de Cirugía Neurológica y la Academia Mexicana de Neurología. Además, existe el “Programa Prioritario de Epilepsia”, que es un programa internacional dirigido por la Liga Internacional Contra la Epilepsia, sobre esos criterios nos debemos basar”.
“A nivel institucional, lo ideal es que exista un comité de cirugía para el Parkinson y un comité de cirugía para epilepsia. Aquí, en el 20 de noviembre, existe además un comité de psicocirugía para los pacientes que tienen agresividad y se está trabajando también con pacientes que tienen anorexia o bulimia. En el caso de la cirugía de epilepsia, se me ha encargado todo lo que son los pacientes quirúrgicos, para seleccionarlos y decidir cuál es el procedimiento quirúrgico que más le conviene al paciente”.
Hablar de neurocirugía y neurología es hablar quizá de las especialidades más complejas de la medicina, dada la naturaleza del cerebro, ¿qué tanto les falta por conocer a estas disciplinas?
“El cerebro es igual que el Universo, es infinito. Cada cerebro es un universo distinto. Nos falta mucho por conocer, pero creo que la investigación en México y el mundo sobre las funciones del cerebro y sus tratamientos va bien. En los últimos 20 años se ha progresado muchísimo”.
“Las funciones del cerebro son infinitas. Sabemos lo básico de la memoria, de lenguaje, de la función visual, de la función del comportamiento, pero todavía nos falta investigar mucho. Todos los cerebros son iguales en cuanto a estructura, pero entonces ¿por qué todos pensamos diferente? Esto quiere decir que el cerebro se forma un criterio a través de funciones específicas que todavía no podemos definir, aunque tenemos indicios, pero la causa aún es desconocida”.
Incluso se ha descubierto que los aspectos emotivos en las personas están más relacionados con reacciones químicas y eléctricas en el cerebro, ¿no es cierto doctor?
“Claro, existen estructuras que están involucradas en la función emocional. La gente habla siempre de sentimientos, pero en realidad manejamos “emociones” y existe una estructura en el cerebro que las maneja, se trata del “sistema límbico”, el cual tiene conexión con todas las partes del cerebro”.
“Cuando observamos algo tenemos una emoción. Si observamos que viene un toro, salimos corriendo porque sabemos que se trata de un peligro, pero, ¿cómo identificamos al toro y al peligro?, a través de la guía visual y la memoria. Todas las funciones del cerebro están integradas mediante el sistema límbico, pero tiene que ver el lóbulo temporal, que tiene memoria a través del hipocampo; reacciones a través de la amigdala; sistemas de función hacia el lóbulo frontal, que es motor y hace que corramos, o pensemos lo que vamos a hacer. Además, está el lóbulo occipital, que hace que veamos por dónde correr”.
“Todo se junta para trabajar al mismo tiempo, las áreas del cerebro no pueden trabajar de manera aislada. Conocemos todas estas funciones en su base, pero nos falta conocer la parte más fina de ellas. Yo creo que en unos diez años podremos empezar a descifrar el por qué cada quien tiene una manera diferente de pensar. Tal vez estén involucrados los neurotransmisores, que son sustancias químicas producidas en el cerebro y, de acuerdo con la cantidad producida, es como vamos a reaccionar”.
“Por ejemplo, la depresión está relacionada con bajos niveles de serotonina, pero la pregunta es ¿por qué baja la serotonina? ¿Por qué una mala noticia, como la muerte de un ser querido, cambia la vida y puede volvernos personas tristes? ¿Por qué una vez que se recibe tratamiento y se eleva el nivel de serotonina se vuelve a la normalidad? Son cosas a las que se tiene que llegar más a fondo, los investigadores básicos tendrán que descifrarlas a futuro”.
Por lo general, no pensamos en cuidar del cerebro tal y como podemos hacerlo con otros órganos o sistemas de nuestro cuerpo, ¿qué podría recomendar para hacerlo?
“El sueño es básico para poder tener una buena estructura de pensamiento. Si no dormimos adecuadamente, podemos tener problemas de memoria, pero también nuestro cerebro envejecerá más rápido. Los oxidantes como el alcohol, los chocolates, el cigarro y el café también lo envejecen”.
“Si las neuronas no descansan, el cerebro no puede tener la actividad eléctrica adecuada para generar memoria. Tenemos que dormir bien y llevar una alimentación sana, libre de conservadores, tóxicos y oxidantes. Hay personas de 100 años muy lúcidas, pero hay personas de 60 que ya ni siquiera reconocen a sus familiares, esto porque han tenido un rápido envejecimiento cerebral. El alcohol es uno de los factores que producen envejecimiento cerebral rápido, los pacientes alcohólicos crónicos fácilmente se demencian. Los alimentos light contienen estimulantes que también pueden afectar”.
“Una forma importante de cuidar el cerebro es la lectura, así como el ejercicio aeróbico, porque lo oxigena. Si leemos, escribimos o practicamos dos o tres idiomas, las neuronas estarán más activas y trabajarán mejor. Hay casos de pacientes que sufren un daño en el lado izquierdo del cerebro, responsable del lenguaje, pero como hablaban más de un idioma, sufrían secuelas al hablar en uno de ellos, pero podía hablar en otro. Esto es parte de la restauración neuronal que puede existir si se tiene un cerebro más trabajado”.
“Sin embargo, hay que hacer lecturas ‘nutritivas’, que estimulen al cerebro, no lecturas ‘chatarra’, eso nos va a ayudar mucho”, finalizó el doctor Gil-Ortiz Mejía.
Por Víctor M. García
Por Víctor M. García
(Primera de dos partes)
Entrevista con el doctor Cuauhtémoc Gil-Ortíz Mejía, neurocirujano del Hospital “20 de Noviembre” del ISSSTE
México D. F., 14 de diciembre (Salud Mundo de Hoy).- El cerebro es el órgano más fascinante del cuerpo humano, y quizá también el menos conocido. Sus enfermedades suelen cambiar de manera drástica la vida de las personas, por lo que los estudiosos de sus procesos son parte fundamental de la ciencia médica. El doctor Cuauhtémoc Gil-Ortíz Mejía, neurocirujano del Hospital “20 de Noviembre” del ISSSTE, comparte en esta entrevista con La Salud.com parte de su conocimiento y experiencia en la práctica de intervenciones quirúrgicas en ese “enigma” llamado cerebro humano.
¿Cuál es la diferencia entre un neurólogo y un neurocirujano?
“La diferencia entre el neurocirujano y el neurólogo es que el neurólogo trata todas las enfermedades que no tienen una solución quirúrgica y el neurocirujano, además de tratar estas enfermedades, puede dar una solución quirúrgica. Por ejemplo, la enfermedad de Parkinson, una enfermedad demenciante o la epilepsia, pueden ser tratadas por ambos. Algunos casos de Parkinson y epilepsia pueden ser manejados quirúrgicamente, los candidatos a este tipo de tratamiento deben ser evaluados por un protocolo riguroso, en el cual se toman en cuenta los datos clínicos del paciente, el estado clínico actual y el tiempo de evolución”.
“De acuerdo con estos datos, se puede realizar la cirugía que se realiza en todo el mundo, en el caso del Parkinson, que consiste en la colocación de un neuroestimulador. El procedimiento introduce en el cerebro un cateter con unos electrodos que se conectan a un aparato colocado el pecho, el cual envía descargas eléctricas. Esto permite corregir la enfermedad de Parkinson, porque las neuronas trabajan a un ritmo diferente gracias al estimulador”.
“Estoy trabajando más en la cirugía de la epilepsia, que es similar. Di el ejemplo del Parkinson porque los neurólogos tratan ambas enfermedades, pero llega el momento en que el tratamiento médico no les ayuda a algunos pacientes, a los que se conoce como “pacientes de difícil control”. El neurólogo tiene la obligación de considerar a estos pacientes como candidatos a cirugía”.
“En el Hospital 20 de Noviembre existe un Comité de Cirugía de Epilepsia, el cual evalúa los casos de los posibles candidatos. En el Comité nos reunimos neurólogos, neurocirujanos, psiquiatras, neurofisiólogos y neuropsicólogos para discutir cada caso y decidir si se trata de candidatos viables”.
¿Cuántos tipos de epilepsia existen?
“Existen varios tipos de epilepsia. La primera, la más común y la que mejor pronóstico tiene es la epilepsia que se origina en el lóbulo temporal, le sigue la epilepsia del lóbulo frontal y posteriormente puede ser la epilepsia del lóbulo parietal y del occipital, que son más raras”.
¿Cuáles son los criterios para considerar a un paciente epiléptico como candidato a cirugía?
“Que haya estado en tratamiento médico por más de dos años sin lograr un buen control de crisis. Se toma en cuenta también la vida del paciente, por ejemplo, si se trata de personas que están en contacto directo con otras debido a su profesión y que no desean tener una crisis de convulsiones frente a ellas. Si el electroencefalograma y los estudios de imagen como la tomografía y la resonancia muestran que sí existe un problema a nivel cerebral, entonces se programa la cirugía”.
“Si el lóbulo temporal afectado es el derecho, el pronóstico es mejor, pues en él no existen áreas relacionadas con el lenguaje, a diferencia del lóbulo temporal izquierdo, donde hay relaciones muy importantes para el lenguaje y la memoria. El 99 por ciento de los humanos tenemos la función de hablar del lado izquierdo, la misma memoria tiene predominancia del lóbulo temporal izquierdo, y las estructuras que se ven más afectadas en él son el hipocampo y la amigdala. Los pacientes con epilepsia del lóbulo temporal izquierdo tienen lo que se conoce como “de ausencia”, se desconectan y hacen movimientos raros con el cuello”.
“Muchos de estos pacientes tienen lesiones en tales estructuras producto de antecedentes de importancia como un sufrimiento prolongado durante el trabajo de parto en su nacimiento, lo que deriva en una mala oxigenación del cerebro, las neuronas que mueren en este proceso dejan una “cicatriz” y esa cicatriz ocasiona que la actividad eléctrica del cerebro no sea la correcta y se presenten descargas anormales, causantes de las convulsiones o las crisis parciales de desconexión”.
“Lo importante es comunicarle a los pacientes y familiares que si la epilepsia es del lado izquierdo, existe el riesgo de tener problemas de memoria o de lenguaje, si es del lado derecho no lo hay tanto; y no nada más en el lóbulo temporal, también en el lóbulo frontal”.
“Pongo el ejemplo del comentarista Emilio Fernando Alonso, a él lo operó un equipo de neurocirujanos del que yo formé parte. Afortunadamente, su hemorragia fue del lado derecho, por eso recuperó la capacidad del lenguaje y habla muy bien, sólo que perdió un poco de “emotividad” o de fuerza al hacerlo, esto se nota cuando canta un gol, lo hace de manera diferente a como solía hacerlo. El hemisferio derecho maneja situaciones emotivas”.
“Las operaciones de epilepsia del lóbulo derecho o izquierdo, tanto frontal como temporal, tienen grandes posibilidades de mejorar su calidad de vida porque ya no van a convulsionar. Aquí, en el Hospital 20 de Noviembre, llevamos 52 casos operados en dos años, la mayoría izquierdos y frontales, en hombres mujeres, con una muy buena respuesta. Nuestros resultados son muy buenos porque estamos dentro de la casuística internacional, donde los temporales tienen una mejoría del 80 por ciento y los frontales de un 55 o 60 por ciento”.
“Los primeros pacientes que operamos no han tenido crisis después de la cirugía, se resecó el área lesionada del cerebro que las ocasionaba. Esto representa un gran logro para el paciente, que puede realizar su vida de manera prácticamente normal; algunos llegan a tener problemas de lenguaje con ciertas palabras o funciones de memoria, pero ahí es donde la neuropsicología los rehabilita a través de terapia del lenguaje, lo que mejora su calidad de vida”.
La capacidad de recuperación del cerebro
“Antes se decía que el cerebro no tenía capacidad de recuperación, pero hoy en día se sabe que sí la tiene. Antiguamente, esta capacidad se conocía como plasticidad cerebral, hoy se maneja como restauración neuronal. ¿Qué quiere decir esto? que tú puedes tener mil neuronas trabajando para una función determinada y una operación de este tipo quita las neuronas afectadas, pero también quita una parte de neuronas sanas. Entonces ya no te van a quedar mil neuronas, te van a quedar quinientas, y esas quinientas neuronas van a tener que reorganizarse para hacer el trabajo de las quinientas que se perdieron, eso lo puede hacer el cerebro. No se van a crear nuevas neuronas, pero las restantes pueden realizar las funciones. Esto nos permite saber que sí podemos operar a estos pacientes y que muchos de ellos que tienen una complicación del lenguaje pueden recuperarse al paso de los meses y reincorporarse a sus actividades sin temor de convulsionar. A la epilepsia se le ha satanizado durante mucho tiempo, lo que ocasiona que los pacientes se oculten”.
Otra ventaja de la operación es que se gasta menos en medicamentos. Después de operar a los pacientes se les deja la misma medicación en primera instancia y la dosis se va disminuyendo de acuerdo con la respuesta. Tenemos pacientes que ya no toman ningún medicamento y no convulsionan; también tenemos los que siguen tomando medicamento, pero tampoco convulsionan y toman dosis menores.
¿Cuáles son los casos más difíciles?
“Tenemos pacientes con lesiones tanto en el lóbulo frontal como el temporal, también se pueden operar, pero la expectativa no es la misma. Existe también un tipo de epilepsia conocida como “generalizada”, donde todo el cerebro trabaja mal; afortunadamente, hoy en día ya existe un procedimiento quirúrgico para esos casos. En la epilepsia “generalizada” se va coloca un estimulador cerebral conocido como “neuroestimulador vagal”.
“Dicho estimulador es parecido al del Parkinson, pero no se coloca en el cerebro, sino sobre el nervio vago del lado izquierdo, que desciende por la cara medial del cuello, ahí se hace una incisión de tres centímetros y se colocan tres contactos que abrazan al nervio, estos tres contactos tienen un cable conectado a un dispositivo que envía frecuencias de disparo eléctrico que va a mejorar la actividad eléctrica anormal. Estos pacientes, también llamados “catastróficos” mejoran mucho, no podemos decir que se curan, pero observan una mejoría de hasta un 60 por ciento”.
“En agosto de 2005 se colocó el primer neuroestimulador vagal en el Hospital 20 de noviembre a un niño llamado “Aldo”, de aproximadamente doce años, que llegaba a tener hasta 500 crisis en un mes y cada vez que caía en estado epiléptico terminaba en terapia intensiva. A más de un año de haber sido operado, está teniendo ocho crisis en un mes, la diferencia es abismal, como se puede ver, además de que se trata de crisis parciales, pequeñas. La familia está muy contenta, su calidad de vida ha mejorado de manera importante”.
“En enero de este año se colocó otro estimulador a una niña con un caso similar, que llegaba a tener entre 150 y 200 crisis por mes, hoy en día tiene seis crisis a la semana. Tomemos en cuenta que el aparato envía impulsos eléctricos que pueden modificar la actividad eléctrica anormal del cerebro. El paciente puede tener una mejor expectativa de vida conforme se vayan modificando los parámetros de frecuencia e intensidad de disparo del aparato. La pila del aparato se recarga o sustituye hasta después de 12 años de haberse implantado”.