México D. F.- Los neuorólogos bruno Dubois y Philip Scheltens, quienes encabezan a un equipo internacional de investigadores, sugirieron tomar en cuenta una serie de nuevos factores en el diagnostico de la enfermedad de Alzheimer, derivados todos de la investigación sobre la enfermedad durante al menos dos décadas. (Actualmente, la integración del diagnóstico de la enfermedad se basa en criterios establecidos a mediados de los años 80).
%u201CLa elucidación de las bases biológicas del Alzheimer ha avanzado mucho, permitiendo una comprensión sin precedentes de la evolución de la enfermedad%u201D, señalan los investigadores en un artículo de la revista %u201CThe Lancet Neurology%u201D.
%u201CHace falta una definición más refinada del Alzheimer para identificar la enfermedad en sus etapas iniciales%u201D, lo cual permitiría, según los especialistas, hacer el diagnóstico cuando los síntomas aparecen por primera vez, antes del estallido de la demencia%u201D.
El doctor Norman L. Foster, encargado de comentar el artículo en la revista, explica quue Dubois y su equipo %u201Csugieren el empleo de pruebas genéticas, imagen molecular y biomarcadores para mejorar la especificidad del diagnóstico, reconociendo que los criterios actuales a menudo fallan en distinguir el Alzheimer de otros males con síntomas semejantes, como la demencia frontotemporal%u201D.
Aunque la base del diagnóstico siguen siendo los síntomas clínicos, se busca que algunas señales den una voz de alerta, tales como los problemas episódicos de memoria, fallas en pruebas específicas de memoria y otros cambios cognitivos, como menor fluidez verbal o dificultad para reconocer caras y objetos.
Los investigadores resaltaron la necesidad de tener al menos %u201Cuna huella biológica de la enfermedad%u201D para establecer un diagnóstico positivo de la enfermedad. Detallaron que la resonancia magnética muestre atrofia en una zona cerebral (lóbulo temporal medial), unos niveles anómalos en el fluido cerebroespinal de dos proteínas asociadas a la demencia (la beta amiloide, que forma las placas seniles, o la tau, presente en la maraña de fibras nerviosas del cerebro con Alzheimer), cambios moleculares en pruebas de neuroimagen (como una reducción del metabolismo de la glucosa en un PET) o ciertas mutaciones genéticas (confirmadas en el afectado o en sus familiares cercanos).