El mal de Parkinson (también conocido como parkinsonismo idiopático o parálisis agitante) es un trastorno cerebral que conduce a la presencia de temblores y dificultad general para caminar, realizar movimientos y tener la coordinación necesaria para actuar normalmente.
Historia
Esta enfermedad fue descubierta y descrita por vez primera en 1817 por el médico James Parkinson (del apellido de su descubridor deviene el nombre del padecimiento), aunque los cambios bioquímicos que se asociaban a la enfermedad fueron descritos hasta la década de los sesentas.
Fue justo por esta década cuando los investigadores descubrieron que la causa era un problema cerebral: la pérdida de las células que producen la dopamina, que a su vez se encarga de %u201Calimentar%u201D los circuitos cerebrales que se encargan del movimiento.
De acuerdo con el grupo de estudio de Europarkinson, al menos en Europa la incidencia de casos es de 18 por cada 100 mil habitantes. No obstante, la prevalencia de la enfermedad es de más de 160 casos por cada 100 mil habitantes.
Signos de alerta
Existen signos cardinales que pueden identificar la aparición de la enfermedad en una persona, y debe diagnosticarse si se presentan al menos dos de ellos:
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Temblor aún estando en reposo
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Músculos rígidos
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Lentitud para realizar movimientos voluntariamente
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Pérdida de reflejos postulares
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Así como: pérdida de expresión facial, poco parpadeo y disminución de movimiento de brazos al caminar.
Manifestaciones motoras
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Alteración en movimientos finos
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Micrografía (cuando la letra manuscrita se vuelve cada vez más pequeña)
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Producción de saliva en exceso
Signos no motrices:
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Depresión y ansiedad
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Trastornos de sueño
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Dolor
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Pérdida del olfato
Estudios clínicos han demostrado que, en algunos casos, el mal de Parkinson puede ser hereditario. Esto puede identificarse en el momento en el que una persona joven es afectada por la enfermedad. Inclusive puede presentarse en niños, aunque no es tan frecuente, cuando los nervios no son sensibles a la dopamina.
Es importante acudir al médico en el momento que comiencen a presentarse estos síntomas, aunque en el caso de los ancianos es posible que el diagnóstico tarde en aparecer, a diferencia de las personas jóvenes a quienes se les aprecian los síntomas con mayor evidencia.
Cura y tratamiento
Hasta el momento no existe ninguna cura para el mal de Parkinson y los tratamientos se orientan a controlar las manifestaciones incrementando el riego de dopamina en el cerebro. No obstante, existen momentos en el día durante los cuales las manifestaciones del Parkinson vuelven a pesar de los medicamentos. Es entonces cuando el médico debe reevaluar las dosis e, inclusive, los fármacos.