La Salud.mx.- Generalmente entre los 50 y 70 años de edad las personas comienzan a manifestar párkinson, enfermedad degenerativa del sistema nervioso central.
Existen casos en los que se presenta de manera temprana y puede iniciar antes de los 40 años.
Los principales síntomas son: temblor, movimientos lentos, rigidez y trastornos posturales, el tratamiento farmacológico y rehabilitación física mejoran considerablemente la vida de los pacientes.
El doctor Leopoldo Santillán Arreygue, titular de la Jefatura de Prestaciones Médicas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Delegación Estado de México Poniente señaló que en el marco del Día Mundial del Parkinson se han emprendido acciones para la difusión de este padecimiento, cuyo proceso degenerativo, de carácter progresivo afecta al sistema nervioso central, se genera por una pérdida de neuronas y la disminución de un neurotransmisor que regula el tono muscular, lo que provoca la rigidez.
La edad es la principal causa de la degeneración, sin embargo se han identificado factores de riesgo como infarto cerebral, intoxicación por metales pesados (mercurio, manganeso, zinc) y por contacto con pesticidas entre otros, el doctor del IMSS aclara que afecta por igual a hombre y mujeres, de primera instancia se proporciona tratamiento con medicamentos y cuando los fármacos no logran controlar la rigidez o el temblor con la dosis habitual, se puede poner a consideración.
El doctor Santillán Arreygue explica que la intervención quirúrgica para este padecimiento consiste en la estimulación eléctrica de estructuras cerebrales lo cual puede reducir e incluso suprimir los síntomas, mejorando la calidad de vida del derechohabiente.
El paciente ingresa despierto a la cirugía, sólo con anestesia local, sin sedación, ni bajo efectos de los medicamentos para el control de la enfermedad, pues con ello ayuda a ubicar el lugar exacto para la colocación de los electrodos cerebrales. Cuando la inserción es correcta, inmediatamente se elimina el temblor y/o la rigidez.
La integración de terapia ocupacional y rehabilitación, además de apoyo nutricional y terapia del leguaje elevan considerablemente la calidad de vida de los pacientes. La enfermedad no tiene acciones preventivas, sin embargo es importante que la familia participe en la rehabilitación y atención psicológica del paciente para ayudarle a mejorar su calidad de vida.
Concluyó que el paciente enfermo de párkinson y a su familia deben mantenerse alerta ante la aparición de nuevos síntomas además de asistir de manera oportuna a los servicios que brida el Instituto para recibir el tratamiento integral que se requiere en cada caso.