Sanamente.mx.- Se estima que aproximadamente cinco por ciento de las niñas y niños en edad escolar padecen Déficit de Atención e Hiperactividad, trastorno neuropsiquiátrico más frecuente durante la infancia.
Aunque es común que los niños muestren gran actividad física, en algunos casos esta situación genera problemas significativos tanto al menor como a quienes lo rodean.
La hiperactividad no es por sí un diagnóstico, ya que puede ser la expresión normal de cierto temperamento o rasgo personal con el que se nace, sin embargo cuando se acompaña de impulsividad, distracción y problemas para mantener la atención, constituye el llamado Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH).
Este trastorno es más frecuente en el género masculino en una proporción de tres a cinco hombres por una mujer y actualmente se sabe que las deficiencias neuropsicológicas de quienes lo padecen se deben al funcionamiento alterado en regiones específicas del cerebro, sin embargo existen también múltiples factores denominados “ambientales”, como conductas por parte de la madre que dañan al feto durante el embarazo, tales como consumo de bebidas alcohólicas, drogas ilegales y tabaco.
Así como haber experimentado sufrimiento fetal durante el parto o haber sufrido traumas cerebrales como consecuencia de golpes en la cabeza; bajo peso al nacer; que el niño esté expuesto a sustancias como el plomo o presentar enfermedades neurológicas, entre las que destacan la epilepsia, por mencionar algunas.
Entre los síntomas o manifestaciones que se pueden identificar a través de los comportamientos del menor son inatención, hiperactividad e impulsividad.
Entre ellos se puede notar que el menor no pone atención a los detalles al momento de realizar actividades escolares; muestra dificultad para mantener la atención en juegos o tareas asignadas; parece que no escucha lo que se le dice; evita actividades que requieren un esfuerzo mental; se distrae fácilmente con estímulos irrelevantes y se olvida de datos importantes en las actividades diarias.
Asimismo, pueden mostrar inquietud con las manos o los pies mientras está sentado; corre o trepa en situaciones inapropiadas e incluso peligrosas; contesta o actúa antes de que se concluya la formulación de las preguntas, pudiendo llegar a mostrar verborrea, es decir manifiesta locuacidad excesiva, rápida y con múltiples tropiezos.
Aunque con menor frecuencia, el TDAH también se presenta en adolescentes y adultos, y en estos sectores se estima que alrededor del 65 por ciento de quienes lo padecen tiene uno o más trastornos psicológicos y mentales agregados, lo cual hace necesaria la atención integral e individual del paciente.
La Secretaría de Salud (Sedesa) de la Ciudad de México exhorta a los padres de familia a estar atentos a los comportamientos asociados a este trastorno y en caso de detectarlo, acudir a cualquiera de los 220 Centros de Salud de la red de salud capitalina para su atención y diagnóstico oportuno.
El tratamiento para un paciente con TDAH debe ser integral, que incluya tanto orientación psicológica que coadyuve a mejorar la calidad de vida del paciente, y en algunos casos el empleo de algún fármaco, que apoyen a mejorar el aprendizaje del menor, aumenten capacidad de atención, disminuyan la distracción, la impulsividad y los problemas de conducta asociados, siendo importante incluir en el tratamiento la orientación y psicoeducación de los padres.