¿Qué nos enseña el Cisne Negro?

Nuestras salas de espera y agendas deben rediseñarse para evitar la aglomeración, insistiendo en que asista a consulta sólo el interesado, sin el séquito que habitualmente le acompaña (la presencia de toda la familia acompañando al enfermo es una de nuestras costumbres mexicanas más absurdas); los pacientes deben ser aconsejados de llegar a tiempo y que sólo podrán ingresar a sala de espera unos minutos antes de su cita.  Asimismo, se les debe solicitar acudir con cubrebocas, en su defecto, ofrecerles uno a su arribo, junto con solución sanitizante para manos a base de alcohol a más del 70%. Es recomendable la medición a distancia de la temperatura del paciente para que el equipo tome medidas extraordinarias en caso de presentarse con fiebre.  Lo mismo aplica para el paciente tosedor, quien debe ser confinado a un área especial; Así como ofrecer una toalla de papel a todos los pacientes para tocar el picaporte de los consultorios.  

Debemos realizar una reconversión de nuestros consultorios hacia entornos tal vez menos atractivos, pero si con posibilidad de limpieza más eficiente, manteniendo todo lo que acostumbrábamos guardar en estos lugares en otro lugar (libros, reconocimientos, equipo no indispensable).

Es conveniente establecer una distancia adecuada entre la silla del médico y el paciente (de preferencia mayor a 1.5 mts), y que el paciente no esté en contacto con el escritorio. La vestimenta del médico deberá ser más práctica, preferentemente tipo quirúrgica, a fin de que pueda ser usada al iniciar las actividades, y al finalizar la jornada, pueda ser guardada en una bolsa estéril para su lavado a una temperatura mayor de 75 grados centígrados, por separado del resto de la ropa familiar.  Las tradicionales corbatas deben ser consideradas fómites que pueden transmitir el virus.

Es absolutamente necesario que la exploración física habitual en esta especialidad se lleve a cabo con Equipo de Protección Personal adecuado (EPP), que incluye gorro quirúrgico, protección ocular, cubrebocas N95, guantes, bata quirúrgica impermeable a líquidos (no estéril). Pero tan importante como el empleo del EPP, es la manipulación del mismo, dado que existe una alta posibilidad de contaminación con la disposición inapropiada de los mismos. Debemos apegarnos a las recomendaciones para el manejo de este equipo de protección, y en la medida de nuestras posibilidades, la esterilización recomendada que pueden encontrar en la página web de la Sociedad Mexicana de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello.

El Otorrinolaringólogo y Cirujano de Cabeza y Cuello sigue siendo un pilar en el manejo de pacientes con cuadros respiratorios agudos, muchos de ellos, covid-19 positivos. El Cisne Negro tiene mucho que enseñarnos.

Debemos como especialistas comprometidos, aprovechar esta oportunidad para reconvertir nuestras prácticas profesionales y entornos laborales; Pero un médico enfermo no puede ayudar. Es nuestra responsabilidad cuidarnos, existen los medios para hacerlo. 

* Dr. Sergio Caretta Barradas

Otorrinolaringólogo y Cirujano de Cabeza y Cuello

Director del Centro de Enfermedades Respiratorias

Ex jefe de la Sub sección de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, Hospital Central Militar, México

Presidente de la Sociedad Mexicana de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello 2019-2020

Acerca Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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