Del acto ritual prehispánico Nenomamictiliztli –“darse muerte a sí mismo”- al performance actual del Suicidio, una mirada comprensiva desde la Salud Mental
Por: Dr. Alejandro Sánchez-Hidalgo Hernández, Médico Psiquiatra, con Especialidad en Adolescentes
“Explanar es despojar a la realidad de las apariencias que le cubren como un velo, a fin de verla en sí, desnuda”. The Aim and Structure of Physical Theory, Pierre Duhem (1954). -Heráclito
Sirvan estos dos puntos como cuerda sobre la que puede verse la real probabilidad de sostenerse lo posible en el tiempo vivo, entre los vivos para los vivos. Nenomamictiliztli, lo sagrado de darse muerte a sí mismo.
“Mediodía y medianoche son horas de suicidio ritual. Al mediodía, durante un instante, todo se detiene y vacila; la vida, como el sol, se pregunta a sí misma si vale la pena seguir. En ese momento de inmovilidad, que es también de vértigo, (…) alza la cara: los signos celestes le son adversos. Y siente la atracción de la muerte.” El laberinto de la soledad, Octavio Paz (1950).
Sanamente.mx.- Breve ensayo sobre las distintas variantes explicativas tenidas como afirmaciones de verdad que a lo largo del tiempo intentan, como hoy, entender la muerte por propia mano para tener entonces un lugar entre los vivos.
Tenga como un punto en el tiempo el momento del encuentro cultural del mundo dominado por la Triple Alianza y regido por sus deidades versus el mundo que traían consigo los soldados de Carlo- magno, Emperador del Sacro Imperio, junto a los frailes evangelizadores de la Iglesia Católica de León X.
Tenga otro punto aquí, en el encuentro del mundo consigo mismo, tras aparentes capitulaciones ideológicas y haciendo frente al avasallamiento de sí, por explicaciones escatológicas y fantasías catastróficas que atraviesan la ruptura del orden alcanzado por el hombre en el ejercicio de su ciencia y su tecnología.
La cosmología politeísta mesoamericana se explica como sostenida en deidades aso- ciadas a ciclos naturales y actividades humanas esenciales. La organización social y religiosa en la región tuvo variaciones resultantes del profuso e incesante intercambio cultural asociado a la migración territorial de los diferentes grupos y pueblos sea por comercio, guerras o movilizaciones masivas, por necesidades elementales tras cambios drásticos en el entorno ecológico durante los años entre el siglo XV a.C y el siglo XVI d.C.
El origen y linaje cosmológico de las deidades mesoamericanas y el sincretismo religioso facilitó la articulación de un poder político compartido entre los tres principales pueblos de Mesoamérica. Configuración que se amalgamó por regla sobre el poder militar y el poder económico-comercial en la Triple Alianza durante el primer cuarto del siglo XVI de nuestra era; entre los Pueblos de Tenochtitlan, Texcoco y Tacuba. La cosmovisión común en la alianza permitía una codificación y decodificación organiza- da del lenguaje que a pesar de las variantes en sus formulaciones ritualísticas, todas conservaban el orden de la estructura social, y todas subjetivaron el cuerpo humano en una continuidad no dicotómica en la alteridad del espacio-tiempo, la vida y la muerte. Del estudio sistematizado del pasado y sus restos presentes (Johansson, 2014) sostiene que “el suicidio (nenomamictiliztli) tuvo sin duda para los antiguos nahuas un valor autosacrificial como lo expresa el término nexochimictiliztli, sustantivación del verbo moxochimictia (matarse –a sí mismo– de manera florida o sagrada). La capacidad de ir al encuentro de la muerte distinguió los nobles (pipiltin) de la gente común (macehualtin) y más generalmente de los que esperaban que los alcanzara la muerte”
En el mundo de la Triple Alianza el darse muerte a sí mismo permitía a aquel que se mataba, dando cumplimiento al ritual, transitar de la vida bajo el Dios Sol al Mictlán a través de una puerta específica para vivir una vida bajo todos los dioses y to- dos los hombres dignos.
El ritual de darse muerte a si mismo implicaba necesariamente su adecuado cumplimiento, pues de ello dependía no solo el transitar al Mictlán de quien se mataba a sí mismo, sino el presente y el futuro de quienes de aquel dependían.
El matarse a sí mismo tenía implicaciones directas para el muerto y para los otros que quedaban vivos. El ritual de darse muerte a si mismo tenía siempre sentido y significado, para el muerto en su tránsito al Mictlán, y para los vivos en el futuro en su propio tránsito al Mictlán, pues aún dada la diferencia entre la vida y la muerte lo univoco de su Cosmovisión sostenía un ciclo eterno.
Sin embargo, un ritual “exitoso” o “fallido” de darse muerte sí mismo tenía consecuencias para los vivos mientras permanecían bajo el Dios Sol. Que el nenomamictiliztli fuera un ritual reservado para unos y no para todos responde al orden social y su estructura de poder económico, militar o religioso de los vivos. Uno de los sentidos del ritual de darse muerte a sí mismo era que tenía implicaciones negativas para aquellos que no pertenecían al orden y a la estructura social del muerto, al parecer por ello el nenomamictiliztli, como darse muerte a sí mismo, conserva en su estructura semántica el ser una acción “florida” y/o “sagrada”, pues conlleva en sí mismo un significado ritual dentro del orden de su Universo en las cosas materiales, en las acciones y en lo no material.
El nenomamictiliztli de Moctezuma y el Omnium scientiarum princeps Salmantica docet del Hernán Cortés renacentista.
“Uno de los ingredientes más perversos de la miseria, permítame que insista en él, es la ignorancia. Donde hay ignorancia, es decir, donde se desconocen los principios básicos de las ciencias, donde las personas crecen sin la capacidad de escribir o de leer, donde carecen de vocabulario para expresar sus anhelos y su disconformidad, donde se ven privados de la capacidad de aprender por sí mismos lo que les ayudaría a resolver sus problemas, viéndose en manos de brujos o adivinos que no comparten las fuentes teosóficas de su conocimiento… ahí reina la miseria y no hay libertad.” El Valor de Educar, Fernando Savater (1997)
En 1520 el Tlatoani Moctezuma Xocoyotzin es confinado dentro de su propio Palacio por Hernán Cortés y sus hombres.
La muerte del Tlatoani mexica es hasta un “expediente abierto”, persisten las hipótesis de que fue asesinado por los propios mexicas, o por los tlaxcaltecas, o por los hombres de Cortés, y al menos una hipótesis sostenida por Johansson (2014) y otros investiga- dores de que Moctezuma murió por su propia mano arrojándose hacía la plaza desde el techo de su Palacio.
Esta hipótesis se sostiene en la explicación que se propone, y lo que sostenía el darse a sí mismo una muerte florida dentro de la cosmogonía mexica, misma que toma sentido y significado de casualidad al identificarse los elementos rituales que coinciden en el tiempo-espacio y resuelven el ciclo de vida bajo el Dios Sol de los mexicas. Si Moctezuma hubiere muerto por nenomamictiliztli entonces él y el pueblo mexica hubiera transitado al Mictlán de acuerdo con su cosmogonía, y sus enemigos habrían de padecer las consecuencias negativas de ello. En ese orden de ideas a ninguno de los pueblos de la Triple Alianza la muerte florida del tlatoani mexica resultaba conveniente para el momento bélico que atravesaban, a ninguno menos a Moctezuma y a los mexicas.
El que la muerte de Moctezuma fuera por asesinato de los hombres de Cortés, sea por orden suya o no, es una hipótesis que no tocaré por estar demasiado en la fantasía. Pero el que la muerte de Moctezuma por propia hubiera resultado no sagrada y sin sentido ni significado florido a Cortés es posible, ya que el mundo que él traía consigo significaba el darse muerte a sí mismo como un acto desesperado.
En el siglo XVI el darse muerte a sí mismo se explicaba como un momento de duda y pérdida de la Fe, una condición impropia del hombre y de máxima vulnerabilidad a lo maligno y lo diabólico, la desesperación se explicaba es un momento en que el hombre abandona a Dios, y es entonces el Diablo quien posee el alma dejando al cuerpo presa de las emociones corruptas.
El mítico llanto de Cortés durante la Noche Triste sucede tras la muerte de Moctezuma, es una escena trágica y sin Gloria para ninguno. Sin embargo, en la historia popular las conjeturas resuelven la muerte del Tlatoani sin que ninguna la inserte como una muerte sagrada o florida, para la Historia ninguna de las hipótesis se ha resuelto con evidencia. Lo que queda del posible nenomamictiliztl de Moctezuma es el velo del silencio, que es estigma ante lo aún ignorado. De Hernán Cortés igualmente es mucho lo que mal se dice de él.
Si la muerte de Moctezuma fue florida, la vida de Hernán Cortés no lo fue del todo, a pesar de que fue entre todos sus hombres uno privilegiado. Cortés recibió en la Universidad de Salamanca el conocimiento que en su momento constituía la arista renacentista del humanismo en el Reino de la España Católica.
Es posible que, Hernán Cortés, como cualquiera no se viera en algún momento al borde de la desesperación. Si Moctezuma se dio muerte por propia mano no lo hizo desesperado, pues el ritual nenomamictiliztli sostiene precisamente un sentido y una significación que resuelve la desesperación.
De igual modo Hernán Cortés no se da muerte a sí mismo sostenido en los rituales propios de su mundo, lo cual da sentido y significación. En esta conjetura cada uno de ellos vive y muere inmerso en el Universo que lo sostiene y le da sentido. Sin embargo, el mundo que Hernán Cortés trajo consigo a Mesoamérica venía inmerso en el renacimiento y abierto a una explicación del mundo con significativas transformaciones al dualismo ontológico, sostenidas principalmente en la epistemología, y generando diversas corrientes y posturas filosóficas; como el humanismo, el idealismo, el racionalismo entre otros, y con ello el tránsito a la explicación del mundo a través de la entonces incipiente sistematización del conocimiento como pensamiento científico.
Es por ello preciso no detenerse en resoluciones autocomplacientes, ya que la herencia del renacimiento nos recuerda Quod natura non dat, Salmantica non præstat (Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo otorga), en el sentido de que ahí donde el hombre natural espera la muerte, el Hombre Universal renace.
El delito o la locura del darse muerte a sí mismo.
“Todo lo que existe en el Universo es fruto del azar y la necesidad.” Demócrito (460-370 a.C.)
Antes del siglo XVI no existía el suicidio. Lo que existió fue el darse muerte a sí mismo, acción que fue duramente castiga- da durante la Edad Media y el oscurantismo. De acuerdo con MacDonald (1989) la persecución y penalización del acto de darse muerte a sí mismo en Inglaterra, entre los años 1500 y 1660, era equiparado como materia de Ley y perseguido como homicidio. Durante estos años aquellos encontrados culpables eran considerados felones de se (una persona que muere por suicidio), mientras que los inocentes non compos mentis (desposeído de sus facultades mentales). El número de procesos judiciales en que la defensa alegaba non compos mentis creció de manera significativa, y se infiere que la causa se debía a que toda posesión del muerto era requisada por la Corona, dejando a los deudos del muerto sin posesiones. Por otro lado, la inocencia del acto de homicidio no libraba al muerto del castigo religioso ya que, a pesar de no ser culpable de homicidio, si era tenida la acción como resultado de una intervención demoniaca. Después de 1660 en Inglaterra los cambios paliativos en la Ley y las penas que castigaban el darse muerte a sí mismo fueron el resultado secular de la argumentación de hombres laicos; entre filósofos, juristas y jurado, más que de médicos o clérigos.
El Renacimiento comienza al irse agotando el dominio del poder político, militar y económico de la Iglesia Católica y su clero. El descubrimiento de América causo el cisma que avivo los movimientos religiosos que más tarde configurarían ordenadas variantes ritualísticas y un nuevo mundo emergía sostenido en el monoteísmo cristiano. Era entonces el mundo que Carlomagno Emperador del Sacro Imperio sostenía de la mano tirante de la Iglesia Católica. Un mundo que se reordenaba, en el que la Iglesia en Roma perdía el control del eje rector del conocimiento del Universo tras su rompimiento interno con la Reforma (siglo XVI) luterana y calvinista.
A finales del siglo XVI el enfrentamiento del Reino de España y la Iglesia Católica con el Reino de Inglaterra cambió totalmente el mundo, de lo religioso a lo político, lo económico y lo militar allanando el camino hacia la Ilustración.
Mientras por un lado el conocimiento se extendía y resolvía le- yes laicas que permitían considerar a los ahora suicidas como inocentes de culpa judicial, no resolvía en un sentido distinto la explicación de su causa como significada dentro de la concepción religiosa de la vida y la muerte y de la acción, la conducta del hombre, como vulnerable al pecado por incitación demoniaca lo cual dejaba al suicida entre la locura lunática y la posesión demoniaca, que en la significación y el sentido no representa una diferencia con la desesperación.
Durante la Ilustración es que la medicina incorpora la sistematización del conocimiento científico y es entonces que el darse muerte a sí mismo aparece como suicidio en la escena del pensamiento. Sin embargo, el alcance que entonces tenía la medicina en cuanto al conocimiento del cuerpo humano, de su cerebro y su biología, provenían de observaciones naturalistas e inferencias desarrolladas desde el pensamiento filosófico racional, en mucho debido al rudimentario desarrollo que ahora sabemos necesario para su estudio. Por lo que los avances en el conocimiento de la conducta suicida del Hombre quedaron en el campo de la filosofía y las ciencias hoy llamadas Humanas, en particular la Sociología y la Psicología, las cuales se consolidan en su sistematización del conocimiento entre los siglos XVIII y XIX, de la Ilustración y la Modernidad. Sin embargo, la persona suicida al morir permanecía relegada en el silencio del sin sentido y la no significación bajo el estigma del pecado, y de no morir era asilada tal cual sucedía desde 1,500, aunque ya en la Modernidad a la Locura se le configura un lugar, el del “no lugar” del manicomio.
Lugar donde permanece hasta finales del siglo XX dado que el paradigma científico de la era Moderna no satisface en toda la explicación posible al suicidio.
El Suicido y Salud Mental, encontrar posibilidades de vida.
“Thought is reducible to motion in the brain.” (El pensamiento se puede reducir al movimiento en el cerebro)
“¿Se puede pensar lo impensable, la muerte? No pienso absolutamente nunca en la muerte. Y en caso de que usted pensara en ella, le recomiendo hacer como yo, escribir un libro sobre la muerte…antes que hacer un problema de ella …ella es el problema por excelencia e incluso en un sentido el único” Vladimir Jankélévitch
La comprensión que mejor explica hoy el suicidio se sostiene en un paradigma científico de proposiciones analíticas complejas, con una lógica modal para explicaciones teleológicas con sistematización de causalidad paramétrica – no paramétrica. Fazel y Runeson (2020) ubican al suicido hoy como una de las tres principales causas de muerte entre la población mundial entre 15 y 24 años, con una tasa de 10.6 suicidios por cada 100,000 personas, de los cuales 80% ocurren en países con ingresos bajos y medios. Se conocen factores de riesgo individuales y ambientales que interactúan a lo largo de la vida con una pre- disposición individual por factores genéticos / epigenéticos e historia familiar, factores individuales desde la infancia como la adversidad en la vida temprana, factores que aparecen durante la adolescencia, como los trastornos psiquiátricos severos y no tratados como la depresión y los trastornos de personalidad, y después factores en la edad adulta y la senectud como el consumo de sustancias, las enfermedades y problemas de salud física. Todos con un aumento significativo de riesgo cuando se presen- tan asociados a factores de riesgo ambientales (precariedad o carencia de soporte social, económicos, eventos negativos en la vida, efectos negativos del entorno social, y medios letales accesibles) en las etapas de mayor vulnerabilidad durante la vida. Los factores biológicos propuestos de acuerdo con Lutz & et. al. (2017) como causas que contribuyen al riesgo de suicidio, incluyen a la adversidad en la vida temprana como un factor clave para el comportamiento suicida, ya que afecta los sistemas de respuesta al estrés (hipotalámico-pituitario-adrenal y al sistema de poliaminas), que pueden afectar el comportamiento (ansiedad, impulsividad, capacidad cognitiva, integración social y estado de ánimo deprimido). Son varias las regiones del cerebro implicadas en la depresión y la conducta suicida.
Existe evidencia de los cambios en la corteza prefrontal, corteza cingulada anterior (ACC), amígdala, hipocampo, núcleos del rafe y locus coeruleus; que incluyen cambios en el volumen, morfología y su densidad celular en la amígdala basolateral, el cornu ammonis y el giro dentado.
También se han informado cambios en neurotransmisores y vías de señalización neurotróficas, así como en neuroinflamación y metabolismo lipídico. Las alteraciones anatómico – funcionales se observan en inflamación potencial, función alterada y con cambios en los niveles de expresión del ARNm y de las proteínas que codifican: 5-HT, 5-hidroxitriptamina; NMDA, N-metil-D-aspartato; TH, tirosina hidroxilasa; y TPH, triptófano hidroxilasa.
La explicación al suicidio como una conducta humana e incorporada al campo del conocimiento de las ciencias de la salud exige la comprensión, lo humano como una propiedad emergente resultante que es más que la suma de sus partes, entendidas estás como dimensionales y modales. Teniendo sus grandes dimensiones relacionadas en lo casual sin determinación pero condicionadas entre sí en sus múltiples planos interactuantes, y alcanzándose unas a otras de manera que conservan un orden y una variabilidad que permite la vida desde sus propiedades físico químicas elementales en la dimensión fisiológica del cuerpo y sus órganos; como el cerebro, hasta la vida mental y la cognición consciente de la vida en relación a los otros semejantes, en lo social y con las demás modalidades del Universo.
La salud ha de entenderse como un estado performativo de la vida, que sostiene en el tiempo una significación de bienestar y no solamente su negación o no cumplimiento, como su proposición contraria a la enfermedad.
Siendo así los modelos explicativos a la conducta como un proceso performante, no necesariamente consciente, pero sí metacognitivo del pensar permiten explicar el suicidio como una meta proposición metafísica condicionada por una alteración de la función fisiológica durante la vida, que de no ser sostenible en su organización adaptativa compromete su sostenimiento en el tiempo anticipando, la desorganización y el colapso estructural.
Cuando la condición de matarse a sí mismo se equipará al suicidio no necesariamente implica una alteración o incumplimiento de la proposición inicial, pero sí un cambio radical como proceso performante de resultados paramétricos precisos.
La metacognición se sostiene en la reflexión y es el control de otros procesos cognitivos como la percepción, la toma de decisiones y la memoria. Sus correlatos neurofisiológicos no están aún del todo explicados, sin embargo, es a través de análisis complejos que el conocimiento de ello permite sostener proposiciones significativas comprensibles y verificables en la realidad en modelos experimentales (Vaccaro y Fleming, 2017) al sobreponer proposiciones conocidas sobre otras no conocidas, pero que alcanzan valor de verdad como conclusión inferida.
El pensar la muerte explicada como un proceso de metacognición sí permite pensar la muerte propia como parte del estado performativo de vida. No así la conducta suicida como la resultante de una alteración neurofisiológica causada por condiciones susceptibles de modificación, siempre y cuando la misma modificación permita a la persona sostenerse pensándose a sí misma viva en un estado de salud.
Bibliografía:
- Fazel S, Runeson B. Suicide. N Engl J Med. 2020 Jan 16;382(3):266-274.
- Johansson, K. (2014). Nenomamictiliztli: El suicidio en el mundo náhuatl prehispánico. Estudios de cultura náhuatl, 47, 53-119.
- Lutz PE, Mechawar N, Turecki G. Neuropathology of suicide: recent findings and future
- directions. Mol Psychiatry. 2017 Oct;22(10):1395-1412.
- MacDonald, M. (1989). The medicalization of suicide in England: laymen, physicians, and cultural change, 1500-1870. The Milbank Quarterly, 69-91.
- Vaccaro, A. G., & Fleming, S. M. (2018). Thinking about thinking: A coordinate-based meta-analysis of neuroimaging studies of metacognitive judgements. Brain and neuros- cience advances, 2, 2398212818810591.