Por Víctor García Camacho
México D. F., 27 de enero (LaSalud.com.mx).- Uno de los sueños más grandes de la humanidad ha sido lograr la eterna juventud, perpetuarse en el mundo en las mejores condiciones físicas posibles. Este sueño, que es una variante del deseo de inmortalidad, ha sido el origen de una enorme cantidad de mitos e historias, las cuales han buscado satisfacer un deseo imposible de volver realidad, o al menos eso se pensaba.
Historias como Frankenstein, de Mary Shelley, hablan de los riesgos que corre el hombre al sentir que es capaz de crear la vida de la nada, yendo contra la naturaleza. Parece increíble que la discusión se haya extendido hasta el siglo XXI con un nuevo fenómeno: la aparición de las células madre como esperanza de alargar la vida de los seres humanos, de curar las enfermedades que hasta ahora se consideran como imposibles de curar.
Una célula madre es una célula indiferenciada que tiene el potencial de desarrollarse en un tejido específico del cuerpo, como el corazón, los pulmones, o el hígado. Las células madre se encuentran en las primeras etapas de los embriones cuando estos están en fase de blastocitos (un conjunto microscópico conformado por alrededor de 100 células) en el sexto día después de la fertilización.
Estas células también se pueden encontrar en la sangre del cordón umbilical de los recién nacidos e incluso entre algunas células en división del cuerpo adulto, como en la médula ósea. Recientemente, una investigación aseguró que otra fuente de células madre es el líquido amniótico.
Existen dos tipos básicos de células madre: las embrionarias, que se obtienen de fetos abortados o de óvulos fertilizados sobrantes de fertilizaciones in Vitro. Se utilizan para propósitos médicos o investigación, porque pueden producir células para casi todos los tejidos del cuerpo. Por otra parte, están las células madre adultas: las cuales no son tan versátiles para propósitos de investigación, pues se trata de células específicas para cierto tipo de tejidos, como los intestinos, la piel y los músculos.
Usos potenciales para células madre
El potencial de las células madre es muy grande, y su uso puede traer consigo avances impensados para la humanidad. Algunas enfermedades provocan que las células o el tejido del paciente se destruyan, por lo que deben ser reemplazados por medio de un trasplante de tejido o de órganos.
Ante esta situación, las células madre pueden generar un nuevo tejido y hasta curar enfermedades para las cuales actualmente no existe una terapia adecuada. El mal de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, la diabetes, la lesión de la médula espinal, las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares, la artritis y el cáncer, son sólo algunos ejemplos de los padecimientos que podrían curarse.
Sin embargo, los avances científicos no están libres de controversia, y la terapia con células madre no es la excepción, pues el uso de células embrionarias ha provocado que algunos sectores de la sociedad reaccionen y se opongan al mismo, pues alegan que ni los embriones ni los óvulos fecundados deben ser objeto de investigación, pues, para ellos, ambos son considerados como seres humanos, así sea en potencia.
Esta oposición ha provocado que se ideen formas alternativas de tener acceso a las células madre. Una tendencia en boga en nuestros días es guardar la sangre del cordón umbilical de los recién nacidos, pues es una fuente muy rica de dichas células “milagrosas”.
Hasta hace unos años, el cordón umbilical y la placenta se desechaban después del nacimiento de un bebé. De igual forma que se hace con las donaciones de médula ósea, la sangre del cordón umbilical puede utilizarse para tratar diferentes trastornos genéticos que afectan a la sangre y al sistema inmune, como la leucemia, además de ciertos cánceres y trastornos hereditarios.
De acuerdo con algunos estudios, las células madre del cordón umbilical ofrecen ventajas respecto de las tomadas de la médula ósea, por una parte, son mucho más fáciles de obtener, y su recolección no requiere de un procedimiento quirúrgico. La gama de receptores que pueden beneficiarse con las células madre provenientes del cordón umbilical es más amplia, y además pueden almacenarse y volverse a transplantar en el donante. Por si esto fuera poco, el trasplante de este tipo de células madre tiene más posibilidades de éxito, aún cuando no haya total compatibilidad entre donante y receptor.
Hoy en día, existen varias empresas que ofrecen el servicio de almacenamiento de la sangre del cordón umbilical de los bebés. Esta opción ya está siendo tomada en cuenta por muchos futuros padres. Se debe ser muy cuidadoso al elegir a una de ellas. En México ya existe este servicio, le recomendamos consultar con su médico si ya ha tomado la decisión de guardar el cordón de su próximo hijo.
El futuro y el pasado se han conjuntado en nuestros días, aprovechemos las posibilidades que nuestra época nos ofrece, pero recuerde siempre que la naturaleza del hombre es el ser finito, ya lo decía Martin Heidegger, “somos para la muerte”, no lo olvide, pues la conciencia de nuestra propia muerte puede salvarnos de hacer muchas tonterías. Lea la novela de Mary Shelley, seguramente encontrará cosas muy interesantes y actuales.