Esta nueva forma de violencia es atendida en la Clínica de Atención Integral para el Niño Maltratado (CAINM), del Instituto Nacional de Pediatría de la Secretaría de Salud, en donde el pequeño recibe atención integral y se le enseñan algunas medidas de prevención.
La clínica es coordinada por el doctor Arturo Loredo Abdalá y está constituida por pediatras, psiquiatras, psicólogos, odontopediatras, trabajadores sociales, nutriólogos y enfermeras, así como abogados, educadoras y especialistas en metodología de la investigación, quienes atienden de forma integral a los niños y adolescentes que han sido víctimas de alguna forma de maltrato en algún momento de su vida.
El %u201CBullying%u201D (vocablo en inglés que significa pandilleros o pandillas) se empezó a estudiar en la década de los 70´s en Europa, al registrarse una mayor incidencia de niños que se suicidaban.
La agresión puede ser verbal, con insultos, burlas o descalificaciones, o por omisión, que incluye no ser aceptado para trabajos en equipo y exclusión por sus pares en actividades escolares o deportivas.
Es más susceptible de sufrir este maltrato el niño inseguro, introvertido o con algún problema físico, por ejemplo que sea muy delgado o gordito, use lentes, tenga alguna enfermedad o malformación congénita.
Los agresores son niños que tienen antecedentes de ser violentos y muestran una actitud de poder ante un grupo -conducta que los hace sentir satisfechos-, por ello, tienden a perpetrar este tipo de comportamiento.
Son niños agresivos incluso con los profesores y no miden límites, lo cual denota que no tienen una adecuada atención por parte de los padres y optan por desarrollar estas conductas de agresividad.
El agresor puede ser de dos tipos: el activo, porque directamente molesta al compañero, le pega o intimida, y el pasivo, quien busca mecanismos, a través de otros compañeros, para difundir algún rumor o chisme que incomode a la víctima; es decir, propiciar el ambiente para que el niño sea %u201Cetiquetado%u201D.
El niño que es atacado de esta forma en la escuela, presenta cuadros de angustia y ansiedad permanentes y se va formando una personalidad que lo predispone a enfermedades psicológicas que, a futuro, le dificultan establecer relaciones personales, laborales y sociales.
Esta situación provoca bajo rendimiento escolar con su consecuente deserción del centro escolar y es común que busquen mecanismos para no asistir a la escuela y, para ello, somaticen enfermedades, como dolor de cabeza o estómago.
Los pequeños tienden a disminuir su autoestima, lo cual les provoca inseguridad y los hace susceptibles a presentar depresión crónica que puede llevar a ideas suicidas. El impacto en el desarrollo psicológico lo puede llevar a agredir severamente a otros o a la auto-agresión, al consumo de sustancias y en su forma más extrema al suicidio.
Entre los factores predisponentes del fenómeno están el ambiente familiar porque es el lugar en el que se forma un niño y en el que se construye violento o víctima.
Si los padres de familia observan este tipo de conductas en sus hijos, deben platicar con ellos para conocer el motivo de su comportamiento y, en caso de ser maltratados por sus compañeros, se tomen las medidas pertinentes para evitar problemas emocionales que después pueden ser graves.
Es importante que padres de familia, maestros, médicos psicólogos, psiquiatras y la sociedad en general, conozcan las características de este fenómeno, con ello, podrán identificarlo y tratarlo oportunamente.