Recursos y necesidades no resueltas en la prevención del suicidio

Neuro.mx / LaSalud.mx .- EXCLUSIVA En el mundo, alrededor de 800,000 personas mueren al año a causa del suicidio, con una tendencia creciente y sostenida en prácticamente todos los países, donde México no es la excepción. Lo preocupante en nuestro país es que el suicidio en adolescentes y jóvenes se ha duplicado en los últimos años. Es decir, se trata de un problema de salud pública que debe de ser confrontado en forma imperativa.

El suicido es un problema en cuyas causas participan factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales; sin embargo, una buena parte de ellos son prevenibles si se conocen y atienden los diversos factores de riesgo: 

 

Dr. Eduardo A. Madrigal de León 

De las enfermedades y señales de alerta

1. El 75% de las personas que lo consuman tienen un trastorno mental, principalmente depresión, consumo de sustancias (alcoholismo en adultos y dependencia a cannabis en jóvenes) y trastornos del control de los impulsos.

2. Por otra parte, el 80% de las personas que consuman el suicidio, ya lo habían intentado antes y el riesgo de conseguirlo aumenta por cada intento previo.

3. También el hecho de que un alto porcentaje de las personas (hasta un 70%) expresaron fantasías de muerte, ideación suicida o mostraron signos de alarma a familiares o profesionales de la salud; acudiendo en muchos casos a un servicio de salud en el último año o mes.

Sin embargo, existen otros factores de riesgo que son importantes de comentar y que comprenden desde el individuo hasta los sistemas de salud, enfatizando que el tabú, el estigma, la vergüenza y la culpa de la conducta suicida impactan de manera transversal en todos los niveles.

Una manera sistemática de dar respuesta a este problema de salud pública es a través del establecimiento de una estrategia nacional para la prevención del suicidio que implica sobre todo atender los factores de riesgo que tienen mayor peso.

Dicha estrategia se basa en los siguientes puntos:

1. Ampliar la cobertura y atención integral de las enfermedades mentales y las adicciones (depresión y alcoholismo) en los tres niveles de atención.

2. Focalizar las campañas de prevención y la educación para la salud mental en grupos vulnerables, especialmente en población joven, ya que tienen una tasa de suicidio en crecimiento.

3. Llevar a cabo un programa de seguimiento, por parte de las instituciones de salud, a personas con conducta suicida que acuden a un hospital general, ya que éste es el factor de riesgo más importante para suicidio consumado.

4. Capacitar al personal médico y paramédico acerca de la conducta suicida con herramientas como el programa MhGAP de la OMS, ya que un alto porcentaje de las personas que fallecieron por suicidio expresaron fantasías de muerte, ideación suicida o mostraron signos de alarma a profesionales de la salud.

5. Implementar una línea telefónica nacional con atención 24/7 que esté integrada a los servicios de salud, servicios de atención inmediata (paramédicos, bomberos) y de seguridad pública atendida por personal capacitado.

6. Capacitación a los medios de comunicación con base a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para la adecuada difusión de noticias relacionadas con salud mental.

Las organizaciones comunitarias juegan un papel importante a través del apoyo para la realización de campañas para la reducción del estigma a la atención de los trastornos mentales y la conducta suicida. Además, es fundamental la creación de un observatorio ciudadano en el que se enfatice el enfoque preventivo y coadyuve a la evaluación de los programas.

Para que la prevención sea realmente eficaz, el abordaje debe ser multisectorial que incluya no solo el sector de la salud sino también los de la educación, empleo, bienestar social, justicia y otros. El modelo de organización idóneo es la conformación de una Red Interinstitucional para la Prevención del Suicidio. Las estrategias deben de adaptarse al contexto cultural y social de cada región y establecer mejores prácticas e intervenciones basadas en datos científicos con un abordaje integral.

De igual manera, para lograr un mayor alcance y calidad estandarizada en la prestación de los servicios es fundamental incorporar el uso de nuevas tecnologías, como la telepsiquiatría, que acerca la atención especializada a la población de difícil acceso y el uso de aplicaciones de celular para el control de síntomas en la práctica cotidiana.

Para lo anterior, deben asignarse recursos para lograr objetivos a corto, mediano y largo plazo y debe haber una planificación eficaz; la estrategia debe evaluarse regularmente y los resultados de su

evaluación deben de utilizarse para la modificación y planificación futura.

Los indicadores para medir el progreso de la estrategia son:

-Reducción porcentual de la tasa de suicidio

-Disminución del número de casos hospitalizados por intento de suicidio

-Número de intervenciones y eficacia de programas de prevención del suicidio ejecutadas con resultados comprobados

Por ello, a propósito del “Día Mundial para la Prevención del Suicidio” que se conmemora cada 10 de septiembre, enfatizamos el compromiso firmado con la Organización Mundial de la Salud de reducir en un 10% los suicidios para el año 2020. Con esta meta a la vuelta de la esquina y sabiendo que 5,000 de nuestros 6,000 suicidios al año pueden ser prevenibles, es imperativo mejorar nuestros programas, pero sobretodo, nuestra coordinación para trabajar en equipo.

Acerca Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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