LaSalud.mx .- En cualquier epidemia, las personas se sienten estresadas y preocupadas. Pero hay factores específicos de estrés del brote de COVID-19 identificados por la Organización Mundial de la Salud.mx (OMS), como: el riesgo de estar infectado e infectar a otros; presentar síntomas comunes de otras enfermedades respiratorias (fiebre, tos, dolor de cabeza) que pueden confundirse con el COVID-19 y provocar miedo a haber contraído el virus, así como la situación nunca vivida de que padres e hijos estén confinados en sus casas. Este último estresor, entendido como factor que provoca estrés, afecta sobre todo a las mujeres, quienes brindan la mayor parte del cuidado a la familia, con las consecuencias de tener doble jornada laboral y limitar sus oportunidades económicas. Algunos de estos miedos y reacciones surgen de peligros reales, pero muchas reacciones y comportamientos emergen también de la falta de conocimiento, los rumores y la información falsa.
Expresó lo anterior el Mtro. Raúl Martín del Campo Sánchez, uno de los 13 expertos que conforman la Junta Internacional para la Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), quien recordó que la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) emite 4 recomendaciones básicas para enfrentar esta crisis de la manera más saludable posible:
1. Mantener las cosas en perspectiva: Respirar profundamente para restablecer la calma y recordar que la mayoría de quienes contraen COVID-19 solo experimentarán síntomas leves y lograrán recuperarse. El hecho de que aumente la cobertura mediática de la pandemia no significa que presente una amenaza mayor para usted o su familia.
2. Conocer los hechos: Es útil adoptar un enfoque más crítico sobre las noticias del coronavirus, verificar la información recibida de familiares, amigos o redes sociales. La Secretaría de Salud de nuestro país tiene una página web dedicada al tema (www.coronavirus.gob.mx).
3. Mantenerse con Sana Distancia, pero conectado: Mantener las redes sociales puede fomentar una sensación de normalidad y proporcionar valiosos medios para compartir sentimientos y aliviar el estrés. Más que nunca nos hemos impresionado con las posibilidades de la tecnología ya que podemos comunicarnos sin aumentar el riesgo de contraer el virus hablando por teléfono, enviando mensajes de texto o chateando con personas en las redes sociales.
4. Buscar ayuda adicional: Señaló el Mtro. Martín del Campo que hay consenso entre los profesionales de la salud mental respecto a que «la incertidumbre» asociada al desconocimiento de los efectos a largo plazo de la presente pandemia sobre la salud, el trabajo, los ingresos, la economía y la duración de la cuarentena, llevarán a la población a niveles altos de estrés. Aunque la mayor parte de la población, puntualizó, podrá manejar estos estresores con sus propios recursos personales, habrá individuos que se sientan sobrepasados.
Sobre la cuarta recomendación de la APA, referida a las personas con ansiedad intensa, depresión (tristeza persistente) u otras reacciones psicológicas intensas que afectan negativamente su vida o sus relaciones interpersonales durante esta crisis por el Covid-19, dijo que se les recomienda consultar a un profesional de salud mental capacitado y experimentado. Los psicólogos, psiquiatras y otros proveedores apropiados de salud mental pueden ayudar a las personas a lidiar con el estrés extremo.
El también adherente a la Coalición México Salud-Hable apuntó que esos profesionales ayudan a las personas a encontrar formas constructivas de manejar la adversidad. Estas acciones pueden ir de intervenciones en crisis y primeros auxilios psicológicos que resuelven problemas agudos, hasta programas extensos que atiendan casos más graves o crónicos. Afortunadamente, México cuenta con líneas de ayuda vía telefónica, redes sociales o internet, entre las que destacan la Línea de la vida de CONADIC (/LaLineaDeLaVidamx/ @LineaDe_LaVida)(800911200), Línea UNAM (5550250855), Locatel (5556581111), Centros de Integración Juvenil (5552121212) y la Línea de atención a la Violencia (911).
Advirtió el Mtro. Martín del Campo que el miedo constante, la preocupación, la incertidumbre y los factores de estrés durante el brote de COVID-19 podrán afectar a largo plazo comunidades, familias y personas vulnerables que muestren: deterioro de las redes sociales, las dinámicas y economías locales; estigma hacia pacientes que superan la enfermedad y regresan a su casa y comunidad pero son rechazados por ésta; enojo y agresión contra el gobierno y los trabajadores de primera línea de atención a la salud (situación presente, intensa y lamentable en México); enojo y agresión contra niños, cónyuges, parejas y familiares (aumento de la violencia familiar y de pareja); posible falta de confianza en la información del gobierno; recaídas y otras consecuencias negativas en personas con trastornos de la salud mental y abuso de sustancias pre-existentes o en desarrollo, por el aislamiento y las barreras para acceder a tratamiento (ejemplo claro es el de los alcohólicos que ahora no pueden acudir a su grupo de A.A.).