De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 1 de cada 100 niños en el mundo presenta los trastornos del espectro autista. Si bien la maternidad resulta una experiencia gratificante y llena de desafíos, para las mujeres con la condición del Trastorno del Espectro Autista (TEA nivel 1) que deciden ser madres, estos pueden multiplicarse debido al contexto social y familiar, los factores biológicos y de personalidad, bajo los que se vive durante la etapa perinatal, convirtiéndose en un periodo de vulnerabilidad en la que, la aparición o progresión de trastornos pueden ir en aumento. Aunada a ello, la falta de un diagnóstico certero sobre esta condición, incrementan la incidencia de patologías como la depresión pre y posparto, dificultades para llevar a cabo las tareas que exige la propia maternidad o la sensación de soledad durante esta etapa.
‘’Aproximadamente, hace 18 años, supe que mi hijo Julián vendría al mundo. En ese momento, desconocía que tenía la condición autista, sólo pensaba que era extraña, socialmente torpe y muy introvertida. Al pasar los años, leí un artículo sobre las mujeres autistas adultas y el camuflaje, fue entonces que decidí buscar ayuda. Gracias a la Asociación Asperger Autismo México, fui diagnosticada con Trastorno del Espectro Autista nivel 1.’’, compartió Edith, madre con dicha condición.
Construir una red de apoyo sólida es fundamental, esto implica brindar recursos y servicios accesibles que aborden las necesidades específicas, incluido el acceso a terapias especializadas, grupos de apoyo y educación sobre la crianza adaptadas a las madres con esta condición.
‘’Este puente ha sido esencial para enfrentar lo que significa para una mujer autista la maternidad: la incomodidad de la sobrecarga sensorial, las interminables dudas de no saber si lo estamos haciendo bien’’.
¿Cómo ser madre de un niño con Trastorno del Espectro Autista (TEA nivel 1)?
María ha estado presente en la crianza de su hijo, quien fue diagnosticado cuando tenía 16 años. El apoyo para cualquier hijo durante el desarrollo es gratificante, sin embargo, resulta una tarea emocionalmente exhaustiva, sobre todo para aquellas madres que son sometidas al estrés de no saber qué le ocurre a un hijo durante los primeros años. El Trastorno del Espectro Autista (TEAnivel 1) es una condición con alteraciones neurobiológicas que afectan la interacción social, las conductas o intereses restrictivos o repetitivos.
‘’Antes del diagnóstico de mi hijo, me sentía estresada por no saber qué le ocurría a mi hijo, por qué le costaba tanto hacer amigos. Después del diagnóstico, en plena pandemia, lo primero fue buscar ayuda, informarme sobre la condición. Así logré apoyar mejor a mi hijo, supe cómo descifrar sus momentos, logré dejarlo ser y tratar de no abrumarlo con la idea de que debía adaptarse’’. relató María, madre de un joven con TEA nivel 1.
Igualdad y apoyo para las familias
Como sociedad, es crucial reconocer y respetar la diversidad de experiencias que trae consigo la maternidad, incluyendo a las madres que atraviesan por esta condición de manera personal o con alguno de sus hijos. Celebrar la diversidad materna, ayuda a promover la inclusión, por ello, apoyar y educar resulta fundamental. Desde el 2010, la Asociación Asperger Autismo México promueve la inclusión y autonomía de las personas con TEA nivel 1 través de programas educativos y una red de terapeutas, convirtiéndose así en un espacio de acompañamiento y formación.
La maternidad y el Asperger siendo migrante.
Yo soy Rosa, soy hermosa, me amo muchísimo, y sé que me merezco lo mejor.
Cuando tenía 12 años por personas cercanas a mí, siempre había ciertas voces que me dijeron, “A la maternidad, ni le vayas a entrar; no sabes; si teniendo redes de apoyo de por sí es difícil, tú con tu condición será imposible”, “ No podrías cuidarte y mucho menos de una criatura”,
Pero fue así que a mis 17 años conocí, a un neurotípico el hombre perfecto ya que por mi condición yo no me sentía tan normal. Tuvimos un hijo cuando yo tenía 18, la doctora muy amable, no quería que me fuera de la clínica, sin un dispositivo o un anticonceptivo, a lo cual me negué, eso sí, recibí mucho apoyo en el Hospital General de México, pero un día decidí irme de México a una ciudad al norte.
Llegué a Oklahoma a mis 27 años, tuve una hija, puedo decir que mi embarazo fue tranquilo. Cuando ella nació opté por darle pecho. Así que me asignaron una enfermera de lactancia por un año. Esa compañía la sentí muy cercana. Para mi fue muy lindo superar ese año y con ese apoyo a mis 33 años tuve otro hijo este embarazo, lo disfruté mucho también.
Mis hijos se llevan por siete años, es la forma en la que yo encontré una solución a no tener como tal tantas redes de apoyo y también creo que fue el tiempo necesario para disfrutarlos al máximo, las etapas adolescentes de mis hijos grandes, han sido complicadas, pero hemos superado los obstáculos de la vida, mis dos primeros hijos están diagnosticados como superdotados, y mi niño pequeño, es muy inteligente y hábil para actividades físicas. Mis miedos no han impedido ni limitado su desarrollo.
Al pensar en el Asperger y la maternidad, lo primero que pienso es en mi autocuidado, emocional, físico, mental y espiritual, brindarme amor todos los días, así como brindarme un espacio seguro, un hogar, crear una casa limpia, siempre contar con recursos para lograr gestionar mi salud mental, y recursos para gestionar la salud física, la ropa y el calzado.
Asistir al parque para hacer ejercicio al aire libre, me gusta también el hecho de abrirme a conocer otras maternidades, conocer otros espacios seguros de recreación.
Es por esto que ser madre a los 18, 27, y 33 ha sido una experiencia única, recuerdo que cuando nació mi primer m encontraba en una situación difícil, donde había violencia y desempleo, con mi hija lo viví, en plena pandemia de influenza, y bueno ya ni hablemos de la maternidad en plena pandemia del coronavirus y en medio de un tornado, me fue difícil afortunadamente encontré formes de expresarme por medio de la Arteterapia desde niña, también siempre me he acompañado de una cámara fotográfica y de la escritura. Sin olvidar que soy minimalista y llevo mis rutinas. Siempre tratando de que todos estos eventos no intervinieran en mi hogar, el lograr priorizar mi autocuidado, autoaceptación y amor propio y que mis miedos no limiten el sano desarrollo de mis hijos lograr un balance y si hay un desbalance saber que puedo pedir ayuda, pues sé que después de la tormenta llega la calma.
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