En la antigüedad, la depresión estaba considerada como un mal relacionado con la posesión de espíritus malignos que atormentaban un cuerpo, debido a la cantidad de pecados cometidos durante la existencia. En lugares como África, Israel y Egipto se acostumbraba exorcizar a las personas que padecían este mal.
Afortunadamente los avances en medicina y psicología han diagnosticado la depresión como una enfermedad curable, que padecen en su mayoría mujeres, para la cual se disponen actualmente de varios tratamientos eficaces y seguros.
Estimaciones oficiales revelan que una de 20 personas sufre depresión y que las mujeres están más propensas a padecerla por factores únicos femeninos, como el tipo reproductivo, hormonal, genético o biológico, y ciertas características psicológicas y de personalidad.
La depresión suele aparecer en la adolescencia, porque los roles y expectativas cambian de forma drástica, y se extienden hasta la menopausia. Cabe aclarar que no surge en determinada fase y perdura hasta la próxima, sino que se da por episodios.
Los síntomas de este mal son variados, dependen del tipo de persona y del grado de susceptibilidad a los factores externos que tenga el individuo, los más comunes son: sentirse triste, llorar mucho, perder interés en las cosas que solían disfrutarse, tener sentimientos de culpabilidad, dormir mucho o no dormir, perder el apetito o comer en demasía, pensar en la muerte o en el suicidio, sentirse cansada o sin energía, tener dificultad para concentrarse o tomar decisiones; físicamente se comienza a tener malestares como dolores de cabeza, calambres, dolores de espalda, hinchazón y náuseas.
La persona que sufre depresión no necesariamente tiene todos los síntomas, a veces sólo puede sentirse triste y cansada, pero si es con frecuencia, debe buscar ayuda. De lo contrario tomará decisiones de acuerdo con su estado de ánimo, que después puede lamentar.
Es común que antes, durante y días después del período menstrual, la mujer se sienta deprimida. Lo mismo sucede con el embarazo. En estas etapas es recomendable que consulte al ginecólogo para que le prescriba el tratamiento adecuado, pero cuando, aparentemente no hay razón para deprimirse, es necesario que busque asesoría psicológica. Si el caso es aún más severo y los síntomas comienzan a interferir con las actividades diarias y en las relaciones interpersonales, es imprescindible que acuda a un psiquiatra.
Las mujeres tienden a pensar de más, lo que las hace más vulnerables a la enfermedad. La asesoría psicológica y el consumo de medicamentos recetados por un especialista son métodos muy eficaces que pueden erradicar la depresión. Sin embargo, se aconseja que la mujer busque medios de distracción, como el ejercicio, la música, la lectura y el cine, entre otras.