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El trastorno del sueño o insomnio es un problema incapacitante, ya que tiene un impacto negativo en la productividad laboral o escolar de quien lo padece, además de síntomas como irritabilidad, falta de concentración, dificultad para memorizar e, incluso, depresión.
Especialistas en psiquiatría del Hospital General Regional No. 220, del Instituto Mexicano del Seguro Social delegación Estado de México Poniente, mencionan que las actividades del trabajo y/o actividades cotidianas que llegan a presentar cierto grado de preocupación, pueden generar insomnio.
Esta enfermedad se comienza a presentar cuando en nuestras horas de reposo o sueño no se descansa lo suficiente, es decir cuando tardamos demasiado tiempo en poder conciliar el sueño o bien cuando al estar durmiendo se despiertan sin motivo alguno y ya no se puede dormir.
Existen alimentos que aumentan las posibilidades de adquirir este padecimiento, como bebidas con cafeína, azúcares, bebidas energetizantes, alcohólicas, té y refrescos de cola, cigarrillo, o comer pesado; por ello es recomendable evitar consumirlos después de las seis de la tarde, señalaron.
En promedio, las personas debemos dormir de acuerdo a la edad o etapa que estamos pasando, por ejemplo, los bebés deben dormir en promedio 20 horas al día, los preescolares deben dormir de 10 a 12 horas y una o dos siestas de media a una hora.
En el caso de los adultos menores a los 35 años se debe dormir en promedio entre siete y ocho horas diarias, los mayores de los 35 y menores de 60 pueden dormir cinco o seis horas y es normal.
Sin embargo, para las personas mayores de los 60 años su metabolismo es como el de los menores, y en ellos se recomienda tener un sueño largo por las noches de hasta seis horas y por el día poder tener una o varias siestas.
Cabe señalar que, cuando estén durmiendo los lapsos correspondientes de acuerdo a su edad y aún así no se sientan descansados, puede ser que no estén completando las etapas del sueño ocasionado por el insomnio.
Existen en el sueño cuatro etapas, la primera ocurre cuando sólo dormitamos y con cualquier movimiento o sonido despertamos; en la fase dos disminuye la frecuencia cardiaca; en la tres se comienza a entrar en un sueño profundo, aunque en esta aún no se tiene completo el esquema para catalogar un descanso, y es en la fase cuatro cuando el cuerpo descansa.
El psiquiatra destacó que el insomnio es un padecimiento que se ve más frecuente en la población de entre los 20 y 30 años de edad y que lo sufran en su mayoría las mujeres, cuando es de tipo fisiopsicológico, lo que quiere decir que no es perceptible durante un periodo prolongado de tensión o ansiedad donde se mantienen despiertas más tiempo de lo habitual.
Es posible que este tipo de trastorno, también puede ser condicionado por alguna enfermedad física como diabetes, hipertensión arterial, parkinson, hipotiroidismo, enfermedades respiratorias, por alteraciones psiquiátricas como depresión, cansancio, fatiga, estrés y ansiedad.
Al tener insomnio, las personas no cuentan con un equilibrio de adrenalina y serotonina, esta última es catalogada como la sustancia de la alegría y al haber un aumento de la adrenalina las personas se encuentran irritables, molestas, nerviosas, vigilantes y exaltadas, por la razón de no tener un descanso adecuado.
Los especialistas del Seguro Social destacaron la importancia de no automedicarse con pastillas para dormir o con fármacos hipnóticos ya que, además de la posibilidad de esconder una enfermedad crónica o psiquiátrica, llega a causar dependencia para conciliar el sueño, adicción al medicamento y que el insomnio se haga crónico.
En todo caso, si sienten que por varias noches tardan demasiado tiempo para conciliar el sueño, se despiertan a media noche y no pueden dormir o en dado caso están con cansancio y sueño todo el día, es muy probable estar padeciendo este tipo de trastorno que puede ser severo, por ello es recomendable que acudan a su Unidad de Medicina Familiar para que sean canalizados al especialista antes de automedicarse.
