Numerosos estudios han mostrado que la molécula cerebral
neuropetpida Y (NPY por su sigla en inglés) ayuda a restablecer la calma
después de acontecimientos estresantes. Un equipo de investigadores encabezado
por la Universidad de Michigan ha encontrado ahora que las personas cuyos genes
las hacen propensas a la producción de niveles más bajos de NPY responden más a
los estímulos negativos en circuitos clave del cerebro relacionados con la
emoción, y que por lo tanto tienen menos capacidad para recuperarse frente al
estrés, y pueden tener un riesgo mayor de desarrollar un trastorno depresivo
grave.
Los científicos esperan que esta investigación,
eventualmente, ayude con el diagnóstico temprano y la intervención por
depresión y otras enfermedades psiquiátricas, y en el desarrollo de terapias
que puedan ajustarse a los individuos sobre la base de su configuración
genética.
%u201CEsto es lo que queremos decir cuando hablamos de ´medicina
personalizada´%u201D, dijo el autor principal del estudio Brian Mickey, un profesor
asistente en el Departamento de Psiquiatría de la Escuela de Medicina de la
Universidad de Michigan e investigador en el Instituto de Neurociencias
Moleculares y de Conducta en la UM. %u201CÉstas son características genéticas que
pueden medirse en cualquier persona. Esperamos que puedan guiarnos hacia una evaluación
del riesgo de cada individuo de desarrollar depresión y ansiedad%u201D.
Estas conclusiones también ayudan a cubrir nuevas áreas en
el %u201Cmapa%u201D genético de la depresión, dijo el autor principal del estudio Jon-Kar
Zubieta, profesor de psiquiatría y radiología y profesor investigador en el
Instituto de Neurociencias Moleculares y de Conducta.
%u201CHemos identificado un biomarcador, en este caso una
variación genética, que está vinculado con un riesgo incrementado de depresión
grave%u201D, dijo Zubieta. %u201CÉste parece ser otro mecanismo, independiente de otras
áreas previas de la investigación de la depresión, tales como la serotonina, la
dopamina y la norepinefrina%u201D-
Usando tres aproximaciones separadas los investigadores
encontraron que los individuos con el genotipo que produce cantidades menores
de NPY tenían respuestas cerebrales mensurables a los estímulos negativos y
respuestas psicológicas al dolor físico. Asimismo aparecieron representados en
proporción excesiva dentro de un grupo de población diagnosticado con trastorno
depresivo grave.
Usando tres enfoques diferentes, cada uno con un número
variado de sujetos de investigación que fue de 58 a 152, los investigadores de
la UM y sus asociados estudiaron el
vínculo entre la expresión genética de NPY y el procesamiento emocional.
Los investigadores de la UM reclutaron y caracterizaron a
los participantes y condujeron el estudio de dolor. Sus colaboradores en el
Laboratorio de Neurogenética en el Instituto Nacional de Abuso de Alcohol y
Alcoholismo en Bethesda, Maryland, realizaron la determinación de genotipo.
A los sujetos de la
investigación se les clasificó según tuvieran una expresión genética de NPY
baja, media o alta.
Los científicos emplearon la imagen funcional por resonancia
magnética (fMRI) en la observación de la actividad cerebral de cada sujeto
cuando veía palabras neutrales (como %u201Cmaterial%u201D), palabras con carga negativa
(como %u201Casesino%u201D) y palabras con carga positiva (como %u201Cesperanzado%u201D).
En su respuesta a las palabras negativas los sujetos del
grupo con bajo nivel de NPY mostraron una activación fuerte de la corteza
prefrontal, el área involucrada en el procesamiento de la emoción, en tanto que
los sujetos con alto nivel de NPY mostraron una respuesta mucho menor.
%u201CEsto nos dice que los individuos con la variante genética
de NPY asociada con el riesgo tienden a activar esta región clave del cerebro
más que otras personas, aún en ausencia de estrés y antes de que estén
presentes los síntomas psiquiátricos%u201D, dijo Mickey.
En la segunda prueba los sujetos sanos dieron cuenta de sus
experiencias emocionales durante una situación estresante. Se inyectó una
solución salina en el músculo mandibular, lo cual produce un dolor moderado por
unos veinte minutos, peo no causa daño duradero. El nivel de dolor se ajustó
para cada persona hasta que para cada una fuese un 4 en una escala de 1 a 10.
Estos sujetos clasificaron positiva o negativamente sus
sentimientos antes y después de la experiencia del dolor. Los individuos en el
grupo con bajo nivel de NPY fueron más negativos tanto antes como después del
dolor, lo cual significa que estaban más afectados emocionalmente cuando
anticiparon el dolor y cuando reflexionaron sobre la experiencia inmediatamente
después.
Finalmente los científicos compararon los genotipos de NPY
de sujetos con un trastorno depresivo mayor con sujetos de control, para
determinar si había una asociación entre la condición y la expresión baja de
NPY.
Los sujetos con genotipos de expresión baja de NPY
terminaron representados en proporción excesiva en el grupo con depresión.
%u201CNo se trata sólo de que encontremos una vinculación de un
gen particular con una enfermedad particular%u201D, dijo Zubieta. %u201CEstamos
expandiendo nuestro conocimiento de la fisiología de la depresión%u201D.